Editorial Alaire

Confidencias de un octogenario
(me adelanto a mí mismo, por si la vida no me diera opción
a escribirlo en su momento)


Ocurrió durante esa hora incierta de la tarde
en la que el cielo pasa de un azul intenso al amarillo (o dorado,
según la refracción de la luz del ocaso por un lejano Abril
en los setenta). Fue durante esas circunstancias digo,
cuando ella cruzó ante mí sobre una bicicleta negra (o gris,
según la sutileza de mi ojo en ese tiempo, más propenso
a escudriñar muchachas y organismos que a sopesar
matices inestables de un crepúsculo).

Cambian tanto las formas de interpretar el arte
del cortejo en cada época
que puede que esta historia no logre conmover a nadie.
Pero estarán de acuerdo que no es fácil,
común, ni suele darse (y menos en aquella generación
perdida en otro siglo) que una mujer responda
a un joven que la mira sin esperanzas de obtener
nada a cambio.

Tan grande el mundo; tantos hombres
sobre la tierra; tantas las mujeres
que van de un lado a otro a sus asuntos, y aquel atardecer
una de ellas al verme se detuvo, me miró y dio la vuelta.
Y esta historia
que ahora empieza a ser interesante (ya que instintivamente
una cosa llevó a la otra) por cortés y caballero
no la cuento.
Pues a pesar del tiempo transcurrido y de haber perdido el rastro
de su huella en mi memoria, todavía hoy recuerdo
su bicicleta negra, su piel morena, y sobre todo
esa transpiración orgánica, que debido a su contexto
la juzgué más sensual que deportiva.

A veces en Abril, sobrellevando
mi humana ancianidad por este umbral
abierto al nuevo siglo, con el corazón ya cansado
y el alma resignada a no esperar del azar otro prodigio,
regreso con mi mente y mi espíritu a ese espacio al final
de los setenta .Y aunque todavía hay mujeres
que van de un lado a otro en bicicleta,
es tanto el tiempo, y tanto es el olvido,
que mis ojos se han acostumbrado a los matices
sensibles de la tarde y han perdido sutileza, digamos
en las cosas que importan en la vida.


--oOo--

Amigo José Manuel, Ya me gustó el poema cuando lo presentaste al concurso , tiene ese sello tuyo que hace hermoso lo cotidiano y humana la vida
Enhorabuena . Estoy encantada de compartir premio contigo.
Un abrazo grande
Pilar

Pues ya ves que sí conmueve y ha merecido el justo recnocimiento de un jurado que seguro y no es tarea fácil, y también el de tus compañeros, recibe el mío nuevamente, me alegro mucho por ti y por los que tenemos la fortuna de poder leerte.

Un abrazo.

Es precioso José Manuel, tan frágil y terrenal, y es que a veces no nos damos cuenta de que debajo de las capas que cubren los años, áun respiran los anhelos.

Una delicia de lectura.

Estoy segura de que brincarás de los ochenta.

Abrazos.

Bellísimo poema estimado poeta. Sin duda merecedor del premio y de éstos aplausos que te dejo. Tienes un estilo que abraza, que nos hace vernos en lo que escribes...Eso es buena poesía. Mis abrazos de amigo.

Ya cuando lo leí no solo me gustó, sino que además tuve la intuición de quien era el autor de tan hermosos, sensibles y delicados versos, que sin duda llevan tu inconfundible sello. Me congratulo de la distinción recibida, que mereces de sobra.
Un abrazo.
Pepa

Pilar Morte escribió:Amigo José Manuel, Ya me gustó el poema cuando lo presentaste al concurso , tiene ese sello tuyo que hace hermoso lo cotidiano y humana la vida
Enhorabuena . Estoy encantada de compartir premio contigo.
Un abrazo grande
Pilar

Gracias Pilar, para mí es un honor también compartir contigo.
Un gran abrazo, querida amiga.
J. Manuel

Isabel Moncayo escribió:Pues ya ves que sí conmueve y ha merecido el justo recnocimiento de un jurado que seguro y no es tarea fácil, y también el de tus compañeros, recibe el mío nuevamente, me alegro mucho por ti y por los que tenemos la fortuna de poder leerte.

Un abrazo.

Muy agradecido a tu comentario.
A veces tardo en responder, me gusta regresar pasado el tiempo a un viejo poema y leer de nuevo y reesponder comentarios como el tuyo.
un fuerte abrazo, Isabel
J. Manuel

Aplaudo tus confidencias y me aferro a tu forma de decir y de sentir,
pues me atañe la perspectiva que dibujas.

Un abrazo

José Manuel Sáiz, Como si lo hubieses vivido... Bellamente expresado en ese atardecer crepuscular de la vida donde aun hay sol. Mis congratulaciuones, poeta!

Son gestos que llevamos prendidos en nuestro escapulario de vivencias… precioso el resultado, con su cierre tan bien elaborado que quiero aquí copiar, por destacar su ritmo bien medido:

José Manuel Sáiz escribió: ... Y aunque todavía hay mujeres
que van de un lado a otro en bicicleta,
es tanto el tiempo, y tanto es el olvido,
que mis ojos se han acostumbrado a los matices
sensibles de la tarde y han perdido sutileza, digamos
en las cosas que importan en la vida.

Un abrazo, amigo.


Víctor

Cierto es que tu poesía tiene un caracter propio que ya la hace inconfundible.

Tienes una particular habilidad para desarrollar lo que me atrevería a llamar una descriptiva poética tangencial, es decir, nos describes algo neto y real sin recursos metáforicos explícitos... pero en realidad, te vales de esa descripción realista para darnos una exquisita alegoria a un significado más profundo y escencial que cursa en una línea paralela a tu discurso.

Esa segunda línea es la que parece activar todas las emotivas imágenes que logras evocar, una suerte de metáfora inducida más no estructurada verbalmente. Disculpa, ya te estarás acostumbrando a mis atrevimientos a la hora de comentar pero, en realidad, releyendo algunas cosas tuyas me ha surgido esa impresión.

Siempre un gustazo leerte. Un abrazo.

Me ha encantado, José Manuel, me estás volviendo adicta a tus poemas. Es muy hermoso. Te deseo que puedas escribirlo nuevamente en los ochenta.
Un abrazo.

Carmen