Serpientes de azucenas.
Publicado: Sab, 22 Mar 2008 2:26
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Serpientes de azucenas.
Y esa fina flor de belleza rara, ahonda sus finos dedos
tropicales como serpientes de azucenas en mi garganta.
Y violando el submundo topa al fondo, rebusca y arranca
desprendimientos bellos como, bocas de caimanes azules,
o paisajes que viven dentro de la llama de una vela,
o huellas desnudas de pies manchados de tinta,
o golpecitos de caoba de la mesa que recuerdan
cascabeles de elefantes, o señuelos de adormilados
paseantes de besos, o cosquillas de entrecartílagos,
o sensiblerías importantes, o sesudos inconformistas
de la cerveza antigua, o semidioses tostados
sin fortuna alguna, o algarabías que dejan olor
a estufas en el entrecielo, o desidias de los amores
bien empleados, o aquellos matorrales donde,
¡o aquellos matorrales donde!, o planos bien deseados
de vidas nuevas, o indecencia requerida para reparar ilusiones,
o los destrozos propios que llegan a producir las nubes
de la tarde en la capa media del corazón, o las lunas
que quedan a una hora para despedirse, o informaciones
impropias de los músicos, o las lágrimas que cuajaron
en estalactitas, o el resfriado que provocó aquel volcán,
o el zumo de aquel cielo, o el café de su pupìla,
o la llaga que place. Lo fluido, lo impensable,…
y todo lo demás.
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Serpientes de azucenas.
Y esa fina flor de belleza rara, ahonda sus finos dedos
tropicales como serpientes de azucenas en mi garganta.
Y violando el submundo topa al fondo, rebusca y arranca
desprendimientos bellos como, bocas de caimanes azules,
o paisajes que viven dentro de la llama de una vela,
o huellas desnudas de pies manchados de tinta,
o golpecitos de caoba de la mesa que recuerdan
cascabeles de elefantes, o señuelos de adormilados
paseantes de besos, o cosquillas de entrecartílagos,
o sensiblerías importantes, o sesudos inconformistas
de la cerveza antigua, o semidioses tostados
sin fortuna alguna, o algarabías que dejan olor
a estufas en el entrecielo, o desidias de los amores
bien empleados, o aquellos matorrales donde,
¡o aquellos matorrales donde!, o planos bien deseados
de vidas nuevas, o indecencia requerida para reparar ilusiones,
o los destrozos propios que llegan a producir las nubes
de la tarde en la capa media del corazón, o las lunas
que quedan a una hora para despedirse, o informaciones
impropias de los músicos, o las lágrimas que cuajaron
en estalactitas, o el resfriado que provocó aquel volcán,
o el zumo de aquel cielo, o el café de su pupìla,
o la llaga que place. Lo fluido, lo impensable,…
y todo lo demás.
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