Editorial Alaire

Estaba tendido y tenía entre mis brazos un cuerpo como la seda. Lo besé en los labios, porque el río pasaba por debajo.
Luis Cernuda.


- Estaba tendido.

Sigo leyendo a Cernuda y garabateo suspiros en el papel que son pabilos.

Qué horrible, a veces, el anhelo de un poema con azahares en las ingles y el acomodo paciendo en el ombligo. Será por eso que esta noche se deforma en blancor de puñalada.

- Y tenía entre mis brazos un cuerpo como la seda.

Desembocan los ojos en una tea de gestos aprehendidos y ladran las flaquezas. Ay, este enredo de abriles entre los dedos pretende un temporal sin naufragios. Lo sé, tengo el corazón encendido y el miedo.

- Lo besé en los labios, porque el río pasaba por debajo.

El paisaje se acható celosamente, cuando un rumor de encinares se aferró a mis hombros y todas las aves se apostaron en mi vientre. Le amé, como ama un tallo tierno la lluvia fina, habitó en mi nombre el mar de sus labios, brevísima luz derramada en vida, ardí en su esplendor de ajimez desnudo.

Heme aquí, todo lo que soy tiembla, heme aquí, todo lo que escribo existe.


*

Qué bonito escribes, es un regalo dulce para saborear lentamente. Preciosísimo poema.
Me alegra mucho volver a tu palabra
Abrazos
Pilar

Muy buen nivel, Isabel. Me ha encantado la lectura de esta trenza voladora entre tú y Neruda.
Un placer.

Poesía dentro de la poesía. Un placer, Isabel. Y un abrazo.
Salud.

Te atreves con Cernuda ¿qué otra cosa podías engendrar sino lo que has hecho?

Es una auténtica joya plena de dulzura, como una lluvia dulce y deeada.

Un abrazo mediterráneo. (Por cierto, ayer llegué de tu tierra)

Quizás no haya poeta español que haya crecido más que Luis Cernuda en estos años, es un reto díficil el que acometes y sales airosa, Isabel. Nos asombramos de la extrema modernidad de las expresiones que utilizas y haces tuyas.

Un saludo.

Un poemazo Isabel, de lujo para el libro. Hay imágenes que abren mundos, más allá de lo inmediato y el alma se prende de sus órbitas. Aplausos y abrazos de amigo.

Todo un lujo de texto, rebosante de sensibilidad y preciosismo líricos.

Me gustó sobre todo:

"El paisaje se acható celosamente, cuando un rumor de encinares se aferró a mis hombros y todas las aves se apostaron en mi vientre. Le amé, como ama un tallo tierno la lluvia fina, habitó en mi nombre el mar de sus labios, brevísima luz derramada en vida, ardí en su esplendor de ajimez desnudo"


Biquiños, querida amiga.

...y punto y final.

Genialidad sin duda. Para deleitarse con su lectura.

Un beso.

Muy buena reflexión, Isabel, preciosas las palabras que aquí dejas.
¿qué es primero, la palabra o la idea? ¿qué hace aquí el poeta?
Darle nueva vida a las palabras. Siempre dando a luz. !Que buena gesta!

Un placer,

Víctor

Bueno, aunque es un error que salta a la vista: quise decir Cernuda y no Neruda.

Pilar Morte escribió:Qué bonito escribes, es un regalo dulce para saborear lentamente. Preciosísimo poema.
Me alegra mucho volver a tu palabra
Abrazos
Pilar

Gracias, Pilar, a mí también me sienta fenomenal volver al foro a leeros y compartir poesía. Un gran abrazo.

Y aprovecho tu post para pedir perdón por atreverme a publicar los versos del Poeta Luis Cernuda entre mis versos, pero así salió mientras leía Los Placeres prohibidos ( por enésima vez) espero y deseo que el poeta no lo tome a mal allá donde se encuentre y en su caso sepa perdonarme.

Manuel Sánchez escribió:Muy buen nivel, Isabel. Me ha encantado la lectura de esta trenza voladora entre tú y Neruda.
Un placer.

Ya vi que confundiste un maestro con otro, también he leído y mucho a Neruda, cómo no. Agradezco tu paso y el saber que te ha gustado el poema, Manuel. Un abrazo.

[quote="Isabel Moncayo"]Estaba tendido y tenía entre mis brazos un cuerpo como la seda. Lo besé en los labios, porque el río pasaba por debajo.
Luis Cernuda.


- Estaba tendido.

Sigo leyendo a Cernuda y garabateo suspiros en el papel que son pabilos.

Qué horrible, a veces, el anhelo de un poema con azahares en las ingles y el acomodo paciendo en el ombligo. Será por eso que esta noche se deforma en blancor de puñalada.

- Y tenía entre mis brazos un cuerpo como la seda.

Desembocan los ojos en una tea de gestos aprehendidos y ladran las flaquezas. Ay, este enredo de abriles entre los dedos pretende un temporal sin naufragios. Lo sé, tengo el corazón encendido y el miedo.

- Lo besé en los labios, porque el río pasaba por debajo.

El paisaje se acható celosamente, cuando un rumor de encinares se aferró a mis hombros y todas las aves se apostaron en mi vientre. Le amé, como ama un tallo tierno la lluvia fina, habitó en mi nombre el mar de sus labios, brevísima luz derramada en vida, ardí en su esplendor de ajimez desnudo.

Heme aquí, todo lo que soy tiembla, heme aquí, todo lo que escribo existe.
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Qué bonito; eres temblor y existe tu poema, querida amiga Isabel, que, como es tu costumbre, aparece trufado de hermosas imágenes y de bellísimos referentes a la naturaleza.
Te veo en plena forma, colega, y me alegro mucho de que muestres un pulso poético que en realidad nunca perdiste.
Ha sido un placer leerte. Felicidades por el poema.
Un fuerte abrazo.

Isabel,

te echaba de menos.

Un abrazo.