Tu pecho, madre, tu pecho (L. Vl)
Publicado: Jue, 06 Sep 2012 9:38
De mi preciosa nieta a su amorosa madre
Tu sonrisa asoma, madre,
dulce piel que calienta mis frunces,
mientras dejo el aroma en tu rostro
guardada mi fragancia para siempre,
porque sé que me hueles, que te vives en mí.
Tu pecho, madre, tu pecho,
acércame al calor y mi alimento,
abrigadas una en otra,
en una tacto que abre el abrazo,
y me acurruca en la paz de tu piel,
paraíso de fuente fecunda
donde succiono tu savia
que tú entregas en ritmos de música exquisita,
Tu pecho, madre,
esa cima que me lleva al cielo
y me hace paladear los sentidos
cuando respiro el ritmo de tu sangre,
corazón que late en mi vientre.
Hay un diálogo, pezón adentro
que solo mi boca y tu pecho saben,
un sueño que captamos sin palabras
porque se aloja en el amor que me entregas.
Te vacías por darme
y yo duermo tendida en tu regazo
mimada ante la vida.
Rejuveneces la puerta que me abre al mundo
en una aurora de ternura
que nos envuelve en jugos dulces.
Me hablas y siento tu incansable tacto,
al alba, al color del crepúsculo,
día y noche sin horas
cuando te lamo hasta el sueño
y tú derramas pétalos en mi vida.
Tu pecho, madre, tu pecho
néctar de mi vivir, sorbo de mi alimento,
arte de mi primer amor.
Tu sonrisa asoma, madre,
dulce piel que calienta mis frunces,
mientras dejo el aroma en tu rostro
guardada mi fragancia para siempre,
porque sé que me hueles, que te vives en mí.
Tu pecho, madre, tu pecho,
acércame al calor y mi alimento,
abrigadas una en otra,
en una tacto que abre el abrazo,
y me acurruca en la paz de tu piel,
paraíso de fuente fecunda
donde succiono tu savia
que tú entregas en ritmos de música exquisita,
Tu pecho, madre,
esa cima que me lleva al cielo
y me hace paladear los sentidos
cuando respiro el ritmo de tu sangre,
corazón que late en mi vientre.
Hay un diálogo, pezón adentro
que solo mi boca y tu pecho saben,
un sueño que captamos sin palabras
porque se aloja en el amor que me entregas.
Te vacías por darme
y yo duermo tendida en tu regazo
mimada ante la vida.
Rejuveneces la puerta que me abre al mundo
en una aurora de ternura
que nos envuelve en jugos dulces.
Me hablas y siento tu incansable tacto,
al alba, al color del crepúsculo,
día y noche sin horas
cuando te lamo hasta el sueño
y tú derramas pétalos en mi vida.
Tu pecho, madre, tu pecho
néctar de mi vivir, sorbo de mi alimento,
arte de mi primer amor.