
Sinfonía en primavera
(I)
El suave movimiento de la música
al oído, que la naturaleza
como cisne,
en canto y expresión,
en los bordes de anhelos en vuelo,
mirada y belleza, la azucena se aparece
al sumo rito y luz
de los allegros;
mariposas como estrellas,
abrazos con alfombras
de las sombras en blancas azucenas
adormecen tumbos
del viento;
aliento de amapolas
reposan en senderos
de adormecidos fuegos
en boca de sonrisas y olores
de la voz y gloria
en viaje de oro,
concierto de primavera.
(II)
Primavera grabada
en los ojos mil sentimientos mil
pensamientos en abrigo del cielo
que dirige el hilo
del calor lejano
y guarda los fulgores y rocíos
en dorados toques desmayados,
rojo cáliz en pétalos
cubiertos de brío glorioso y pequeños
esplendores divinos;
celestial fragancia
que retrata en labios,
el alma inagotable de la naturaleza,
los cerezos del amor;
el nido de la voz que estremece
con los nardos con lágrimas que atesora
en la fuente,
ramas de gozo y sueño de la llama
que vive en su eterna melodía.
(III)
Melodía, rayo ufano rendido
del mañana, trono tan soberano
en gentileza,
en verde gusto cubierto de inmortales
y floridos campos;
y flores, corazones de momentos
desparramando el bálsamo
de la belleza
y perlas de esperanza en la corriente;
el encanto emana de su garganta,
el viento poderoso
en encendido ruego,
el amanecer
de los vestidos de colores
donde los ojos son los ojos
de la vida
y dulzura, arrobo del despertar
en breve de su gloria
y renacer
de las nuevas notas.
(IV)
Notas que bañan los besos de la diosa amiga, llena
de memoria, paz e historia, reposo como un escudo
de sonrisas en abiertos juegos de hermosura, libre
morada en serenidad, tintas de amor, implacable
ventura, oración de madre y señora de la existencia;
espíritu de altar, fiesta en vacío de los pecados
azumbrados por mensajes de vida y coronas, de arena
fluyendo en los escenarios con la frescura de sueños
al compás del negro y rojo de las bodas entre el cielo
y la tierra con traviesos manantiales en festejo,
y sonidos virginales adornando la plegaria
en honroso y puro encanto dibujado, en juramento
por la profunda armonía y danza guardará el misterio
en las noches escarchadas de estrellas y plenitud.
(V)
Plenitud y sabia esencia en desnudo, orden y preparada
para mover los jinetes del futuro; resplandecen,
vienen en horas, días y meses, nacen y viven
en larga jornada; encanto y marcha serena con cielo
azul, juventud de nuevo los prados se visten; llama
de sol pintada en bullicio y poesía erguida, mecen
la fortuna de bondad en sus ricas galas regaladas
--abanicos recatados en su gozo de memoria—
y palpitan en hojas que la copa diestra arroja
a la orilla mirada y néctar de vergeles encendidos
con su ritmo prodigioso; y, durmiendo sin dormir
en su suelo y escultura, umbral de los himnos, voces
estelares en sonrojos y raudal maravilloso
de color y sortilegio en flores y verde y visiones.
(VI)
Visiones de alma y vida en la luz, flores
que lloran miel y espera con divina
fragancia de sus días y colores
que bañan las sonrisas e ilumina
al mundo con coronas, con amores
de sueños y milagros, y camina
su sabia y fiel belleza sin dolores;
esparcen pensamientos con voz fina
en sol y luna, viento entre diamantes
vestidas de princesas- joya ardiente-
y túnica de seda con su suerte;
en gotas y risueñas, embriagantes
caricias y fulgores de su fuente,
ternura, paraíso y gloria vierte.
(VII)
De verdes esperanzas, resplandecen,
son nidos del amor, barca en alientos,
que guardan las auroras, los momentos,
y eternas horas frescas, aparecen.
Sonoras primaveras, apetecen,
las noches y los días, son por cientos,
gozoso sueño y sueños de portentos
y trono con estrellas palidecen.
Es canto de miradas, luz en hojas
--palabras en su sangre-, verde suelo,
recuerdos en arena, casi roca
que abrazan las heridas –flores rojas—
de bocas con su vino, agua del cielo
caricia que seduce, luce y toca.