NECESIDAD OBLIGA
Publicado: Jue, 26 Jul 2012 17:20
Pasaste cabizbaja mirando el suelo.
¿Contabas las hormigas,
los puntos rutilantes del asfalto?
Se transmutan vivencias y sentires
en resquemores varios.
Necesidad obliga.
El mundo celular,
computado en algo más que mera suma,
requiere del olvido,
de la destilación frugal
del odio.
Rezuma la memoria
por sus resquicios agrietados
sustancias que se acoplan
con las aristas de la rabia.
Y entonces en el cáliz
de la liturgia original de la inconsciencia
mutan recuerdos en destellos
que emiten galaxias encrespadas.
En su ángulo ocular,
observa Krishnamurti
el discurrir cambiante eternamente de Heráclito.
No importa lo que pienses,
no importa lo que vivas,
no importa qué presienta
la intuitiva conciencia de los perros.
El amor precisa de lo viejo
para iniciar su singladura.
Los ladrillos de adobe
son pulidos por húmedas palabras,
expulsados por lenguas
que silencian palabras que dan sombra
a palabras sin nombre.
El esplendor del zigurat
esconde cementerios.
A metros de distancia,
la caravana de hormigas
semeja un orden matemático
sin dispersión, sin sufrimiento.
La llave de la estética
abre la puerta ignota
de la fealdad sin límite.
¿Contabas las hormigas,
los puntos rutilantes del asfalto?
Se transmutan vivencias y sentires
en resquemores varios.
Necesidad obliga.
El mundo celular,
computado en algo más que mera suma,
requiere del olvido,
de la destilación frugal
del odio.
Rezuma la memoria
por sus resquicios agrietados
sustancias que se acoplan
con las aristas de la rabia.
Y entonces en el cáliz
de la liturgia original de la inconsciencia
mutan recuerdos en destellos
que emiten galaxias encrespadas.
En su ángulo ocular,
observa Krishnamurti
el discurrir cambiante eternamente de Heráclito.
No importa lo que pienses,
no importa lo que vivas,
no importa qué presienta
la intuitiva conciencia de los perros.
El amor precisa de lo viejo
para iniciar su singladura.
Los ladrillos de adobe
son pulidos por húmedas palabras,
expulsados por lenguas
que silencian palabras que dan sombra
a palabras sin nombre.
El esplendor del zigurat
esconde cementerios.
A metros de distancia,
la caravana de hormigas
semeja un orden matemático
sin dispersión, sin sufrimiento.
La llave de la estética
abre la puerta ignota
de la fealdad sin límite.