Editorial Alaire

Tengo miedo de ser el resumen del ansia
cuando tiembla el preludio
y el instante devora;

cuando cierran la mente el niño y el silencio
y el aire es una piedra,
una obsesiva densidad que aplasta
y asfixia la memoria.

Tengo pena del buque que navega suspiros
en los mares decrépitos del hombre,
del piélago más tonto del cerebro
a las postrimerías del encanto,
híbrida magnitud de tiempo mentirosa.

Tengo frío en los ojos y en los iris heladas,
ventisquero de nieve en carestía,
un heraldo futuro que congela la sangre.
Ártico breve de virtud remota.

Tengo y tengo cenizas de fiebre traicionera
sobre la carne tibia,
desértica y cristiana,
similitudes tengo con el ascua creyente,
fugada de la hoguera
donde siguen ardiendo mis derrotas.

Si tengo lo que soy,
esencia de ansiedad
por un vivir castrante,
quisiera vertebrar esta agonía
en la belleza simple
y libre de las cosas.

Tus palabras como tobogán… y el río… ese hermoso final donde se clavan los ojos, como nadadores de alma buceando el fondo de tus versos.

“en la belleza simple
y libre de las cosas”…

Ufff… qué hermosa y enorme declaración.

Un beso grande, poeta.

Se nota que sabes lo que te traes entre manos. Maestría en tus versos. Un abrazo.

*


Qué traes entre mano, mi querido amigo? Vendré luego, con mâs tiempo a releer tu poema. Recibe un fuerte abrazo.

Tu amigota

Muchas gracias, amiga Sidel, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado el poema.
TE MANDO UN FUERTE ABRAZO.

Tu poesía, Rafel, refleja una intensa preocupación vital. Es el reflejo de una mente ocupada principalmente por el significado de la existencia y por el uso que hacemos (o hemos hecho o has hecho) de ese nuestro único capital que es el tiempo. Y, como nos ocurre a algunos, no ves otra solución que la entrega de tu "existir" a eso que llamamos estética, esa estética (belleza simple y libre de las cosas, dices tú) que es más, mucho más que un simple envoltorio de las ideas, que es una idea fundamental en sí misma pues supone el cumplimiento con esa tendencia hacia el crecimiento evolutivo que todo ser vivo alberga en sus genes.
Bueno, me enrollé. Sabes que nunca hablo del mensaje y sí de la forma de expresarlo, pero hoy me he pasado al otro campo. Te felicito por tu poema y espero poder seguir leyéndote muchas bellezas así.

Un abrazo.

Amigo Rafa, observé en este poema una diferencia sustancial respecto a otros tuyos, que a mi juicio lo mejora. Lo más significativo es que ya no está tan cargado de adjetivos calificativos y su lectura resulta mucho más fluida, más directa. Además tiene imágenes preciosas con mucha fuerza que trasmiten ese quejido del verso. Te felicito por este avance. Espero seguir disfrutando de tus trabajos desde esta nueva línea de flotación.

Un beso

Las preguntas que tu ansiedad te hace, las constancias que tu ansiedad descubre te llevan a una lógica conclusión que comparto plenamente, disfrutemos del presente que nos encontramos en esta vida...

Sinceramente Rafael, creo que este es de los mejores poemas que te he leído.
Profundidad y hondura en el decir, supongo que es lo fundamental para que un poema esté completo, aparte de la técnica que a ti te preocupa y la mimas. Pero este además tiene una cierta ternura del yo consigo mismo que me ha gustado especialmente.

Me gustan mucho los tres últimos versos:


quisiera vertebrar esta agonía
en la belleza simple
y libre de las cosas.

Muy bello

Un abrazo

Sara

Amigo Rafael; estupendo poema desnudo de grandielocuencias, con un decir sencillo, bello y directo, desgranando el rosario de sentimientos que fundamentan la actitud vital del poeta, del mirador de las cosas sencillas a las que atribuyes, finalmente, casi todo el valor y razón de la felicidad. El miedo, la pena, el frío, las cenizas del rescoldo de muchos fuegos y una bocanada de esperanza en la mirada reconciliadora con la vida. Muy bien resuelto el desarrollo del tema existencial. Enhorabuena.
Salud.

Tengo miedo de ser el resumen del ansia
cuando tiembla el preludio
y el instante devora;

cuando cierran la mente el niño y el silencio
y el aire es una piedra,
una obsesiva densidad que aplasta
y asfixia la memoria.

Tengo pena del buque que navega sin rumbo
en los mares decrépitos del hombre,
en el piélago umbrío del cerebro,
en las postrimerías del encanto,
en una magnitud de tiempo mentirosa.

Tengo frío en los ojos y en los iris heladas,
ventisquero de nieve en carestía,
un heraldo de hielo que congela la sangre.
Ártico impío de virtud remota.

Tengo y tengo cenizas de fiebre traicionera
sobre la carne tibia,
desértica y quemada,
similitudes tengo con el ascua silente,
fugada de la hoguera
donde siguen ardiendo mis derrotas.

Si tengo lo que soy,
tristura y ansiedad
por un morir castrante,
quisiera vertebrar esta agonía
en la belleza simple
y libre de las cosas.

Posiblemente estamos ante uno de los poemas más bellos que has escrito, un poema que se ilumina desde la conciencia, y forma un organigrama perfecto de sensibilidad poética.
Extraes todo el jugo a las metáforas, que lejos de disolverse, lo que hacen es soltar todo el oxígeno y fuerza que poseen.
Así, cada verso gana en una segunda lectura y ese juego de imagen y emoción sigue dando sus frutos en la nueva mirada.

Magistral ese aire con alma de piedra, esos ojos polares y ese cuerpo volcánico, que iluminan y envuelven un poema donde la individualidad pasa a ser un estado absolutamnete común.

En la línea de algunos poemas precedentes, nos
hablas de conciencia, de el valor de utilizar la vivencia en favor de un futuro incierto, pero enriquecido por una memoria intensa y generosa.
Das en el clavo, amigo, cada vez más.

Me ha encantado, sinceramente.
Un abrazo, Comañero.

Luis Oroz.

Antes que nada debo de confesar que tuve que leer el poema varias veces, pues sabía sabiamente que era hondo el fondo así que tuve que bucear varias millas, para mi torpe mente.
Dos mentes poseemos, la del niño que todo ve claro y resuelto. Esta mente suele ser compleja, que nunca complicada. Y la otra, la que nos come los sesos, la de las obsesiones, la de la azul melancolía, la que se cuestiona y pregunta todo el tiempo mil y un cosas que habían sido resueltas por nuestro niño interior.
Veo que no soy la única que se convierte en espantapájaros azul de los empeños.
Me encantó, un enorme abrazo y doble, porque encontré un espejo en donde me reflejo.

Rafel Calle escribió:Tengo miedo de ser el resumen del ansia
cuando tiembla el preludio
y el instante devora;

cuando cierran la mente el niño y el silencio
y el aire es una piedra,
una obsesiva densidad que aplasta
y asfixia la memoria.

Tengo pena del buque que navega sin rumbo
en los mares decrépitos del hombre,
en el piélago umbrío del cerebro,
en las postrimerías del encanto,
en una magnitud de tiempo mentirosa.

Tengo frío en los ojos y en los iris heladas,
ventisquero de nieve en carestía,
un heraldo de hielo que congela la sangre.
Ártico impío de virtud remota.

Tengo y tengo cenizas de fiebre traicionera
sobre la carne tibia,
desértica y quemada,
similitudes tengo con el ascua silente,
fugada de la hoguera
donde siguen ardiendo mis derrotas.

Si tengo lo que soy,
tristura y ansiedad
por un morir castrante,
quisiera vertebrar esta agonía
en la belleza simple
y libre de las cosas.

Un gran poema, con un precioso comienzo. Un abrazo, Horacio.

"Tengo miedo de ser el resumen del ansia
cuando tiembla el preludio
y el instante devora;"

parece este poema escrito en otra época,
no se parece a lo que te vengo leyendo,
en cualquier caso consigues llevar al lector
en volandas de principio a fin y consigues imágenes
impactantes como esta:

"cuando cierran la mente el niño y el silencio
y el aire es una piedra"


un abrazo querido amigo

.

Miedo, pena, frío, fiebre...eso es la ansiedad, la angustia...Qué buena definición y qué incisivos versos que muestran como las sensaciones, lo inmaterial, reposan en el cuerpo, lo material. Muy bueno el final ¿optimista?, salida a la angustia. Las cosas en realidad son muy sencillas, sólo hay que quererlas ver así.