POETA O UN SUEÑO O NADA
Publicado: Lun, 02 Jul 2012 16:19
Poeta o un sueño o nada
A Rafel Calle reincidiendo infinitamente a no ser perdonado
Le escribo a las olas en el crepúsculo y soy maldito,
también a Rafel calle aunque se niegue en mi obra
y soy maldito.
Porque he guardado un poema para el olvido,
para la eternidad y para la sangre India.
He recorrido unos sueños medio raros
también toco el sigiloso sonido de la soledad.
Le escribo a esa musa que es imposible
porque quiero ser un escritor desconocido,
tanto como una caracola en el infinito océano.
Le escribo a los duendes y a las hadas
a los que me bendicen
con un llanto en el mas allá de mi mano
o de mi pequeño símbolo de vanidad.
A veces creo ser un gran escritor
despiadado
creído de todas mis heridas en el futuro,
bendito como un cuchillo matando un toro,
aunque me ría de todos los suplicios
que son para mi el fracaso universal.
Porque quise iluminar la luna,
porque era un olvido
una pasión entre despertares locos.
Busqué la soledad en el espejo
en la muerte de mi ser
en todas las plantas del jardín de Manuel Sainz.
Quise ser un ángel atormentado
escribir sobre el amor
sobre el paraíso y el infierno,
buscar un delirio escondido
participar en la cena sagrada de los dioses,
viajar a un lugar en otros planetas.
Pero cuando abrí la puerta
de este mundo
nací a lo irreconocible
cada moneda contada por el atardecer
cada locura de un ruiseñor.
He perdido la cuenta
de cuantos días llevo vivo en este planeta
por eso ya no quiero ser poeta
ni contador de historias.
JAVIER DICENZO
A Rafel Calle reincidiendo infinitamente a no ser perdonado
Le escribo a las olas en el crepúsculo y soy maldito,
también a Rafel calle aunque se niegue en mi obra
y soy maldito.
Porque he guardado un poema para el olvido,
para la eternidad y para la sangre India.
He recorrido unos sueños medio raros
también toco el sigiloso sonido de la soledad.
Le escribo a esa musa que es imposible
porque quiero ser un escritor desconocido,
tanto como una caracola en el infinito océano.
Le escribo a los duendes y a las hadas
a los que me bendicen
con un llanto en el mas allá de mi mano
o de mi pequeño símbolo de vanidad.
A veces creo ser un gran escritor
despiadado
creído de todas mis heridas en el futuro,
bendito como un cuchillo matando un toro,
aunque me ría de todos los suplicios
que son para mi el fracaso universal.
Porque quise iluminar la luna,
porque era un olvido
una pasión entre despertares locos.
Busqué la soledad en el espejo
en la muerte de mi ser
en todas las plantas del jardín de Manuel Sainz.
Quise ser un ángel atormentado
escribir sobre el amor
sobre el paraíso y el infierno,
buscar un delirio escondido
participar en la cena sagrada de los dioses,
viajar a un lugar en otros planetas.
Pero cuando abrí la puerta
de este mundo
nací a lo irreconocible
cada moneda contada por el atardecer
cada locura de un ruiseñor.
He perdido la cuenta
de cuantos días llevo vivo en este planeta
por eso ya no quiero ser poeta
ni contador de historias.
JAVIER DICENZO