Editorial Alaire

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Darán la voz de alarma los vecinos,
despues de estar sin verme varios días.


Cuando el buzón vomite las facturas
no escuchen descargarse la cisterna
ni Carmina Burana a media tarde.


Se amontonarán en el rellano.


Derribarán la puerta de mi casa.


Entre el desorden de una vida plena
y un rastro de migajas de recuerdos,
encontrarán- acaso en la butaca-
rodeados de un charco de silencio
(portada de esa noche en las noticias),


sonriendo todavía


los restos del cadáver de una anciana
devorado hasta el hueso por sus libros.








Pepa

[quote="Josefa A. Sánchez"]..


Me gusta mucho tu poema, Pepa, aunque espero que eso no ocurra exactamente así, sino rodeada de seres maravillosos y cercanos. Un abrazo.

Me alegraría que terminases tus días entre libros, pero no con ese silencio de los afectos.
Un poema original y bien escrito, como acostumbras.
Abrazos
Pilar

Coincido con los compañeros, morir ente libros, si, pero no en soledad sino con las presencia cercana de los seres más queridos. Buen poema, Pepa. Un abrazo.

Ante todo, el poema me parece espléndido, original, y con ese ritmo impecable y cercanía que son señas de identidad de tu poesía, Pepa.
Pero además es que me encanta que esa anciana en la que te proyectas muera sola, en lo que tiene de simbolismo. Quiero decir que lo importante no es que muera sola, si no que muere feliz, mantiene una sonrisa que es muestra de que la vida estuvo en ella hasta el último suspiro y eso se remarca mucho más precisamente porque está sola. Por muy cercano que sea tu poema, por muy visual, la aparente transparencia esconde una cuestión de inmensa profundidad, y es que la felicidad está en nuestras propias manos, no depende tanto de estar acompañados si no de esa vida plena de la que hablas, de esos libros, símbolo de lo que hace feliz a la poeta, pero que bien podrían ser trofeos de fútbol, o comics manga.
Me encanta tu forma de combinar sencillez y trascendencia, Pepa.

Un abrazo.

Tu poema es impactante y hermoso. Entendido literalmente leemos la noticia de la muerte en soledad de una anciana, cosa bastante frecuente. Vejez y soledad parece un duo triste. Pero, aun acompañados, los viejos se recluyen en la soledad de sus recuerdos. Vivir entre libros es una gran compañía, por tanto morir entre ellos es morir acompañado de lo mejor que el ser humano puede producir, que es la ilusión y el calor de la palabra. También puede verse en los libros que rodean a nuestra anciana la materialización de sus mejores recuerdos, los más fieles. Porque los libros no matan y si enloquecen, como fue el caso de Don Quijote, es de sanas locuras que se curan solas. No obstante, hay algo que el poema urge, que nos deja con un sabor amargo en el corazón, y es de qué modo las rutinas de la vida continúan ajenas a la persona que se va, que se aleja y muere. Para estar atentos, para superar esta ceguera y egoismo está escrito este poema. O al menos lo he entendido así. Aplausos.
Salud.

Maravilloso poema, original y expresivo. Yo también quiero ser esa anciana devorada por los libros. Un abrazo.

¡Qué poema! Desde ya, uno de mis favoritos. Es necesario memorizar esta joya, me gustaría mucho recitarla en público.
Jolines, el foro está que arde. Realmente, en Alaire hay autores que rompen la pana.
Mención especial para los comentarios de Juan y de Julio, excelentes por donde los mires, de esos que le dan un innegable poso de calidad a cualquier sitio literario.
Mi más cordial enhorabuena, amiga Josefa, tu poema es un manantial de hermosura.
Un cordial abrazo.

Una maravilla. Aplausos, Josefa.

Gracias, Roberto, por venir el primero y dejarme tu amable comentario. Quizá sea mejor eso que dices de morir rodeado de seres queridos, pero no menos importante es morir feliz y habiendo cumplido tus sueños.
Un abrazo.
Pepa

Precioso!! Un poema que te empuja al abismo de la soledad. Esa soledad tan buscada como odiada. Redonda tu palabra. Un beso, amiga.

Josefa A. Sánchez escribió:..



Darán la voz de alarma los vecinos,
despues de estar sin verme varios días.


Cuando el buzón vomite las facturas
no escuchen descargarse la cisterna
ni Carmina Burana a media tarde.


Se amontonarán en el rellano.


Derribarán la puerta de mi casa.


Entre el desorden de una vida plena
y un rastro de migajas de recuerdos,
encontrarán- acaso en la butaca-
rodeados de un charco de silencio
(portada de esa noche en las noticias),


sonriendo todavía


los restos del cadáver de una anciana
devorado hasta el hueso por sus libros.








Pepa

Muy bueno, Pepa. Un acierto notable toda la línea de este trabajo. Creo que has recreado un sentimiento que muchos hemos sentido y nunca pudimos escribir. Van montón de aplausos!

Felicidades y un abrazo, poeta.

Hallie

Un poema valiente, amiga Pepa, y de muy fuerte contenido; esa renuncia al mundo exterior es impresionante en su claridad y consecuencias, pero bueno, quedan los libros y esa sonrisa irónica a un mundo cada vez más destrozado en todos los sentidos que uno pueda imaginar.

Biquiños.

Hola Pepa.
Creo que los compañeros que me precedieron lo han dicho todo sobre la belleza, la fuerza, la valentía y la actualidad de tu poema, amiga mía. Así que sólo me queda felicitarte por estos versos tuyos que vuelan cada día más altos.

La sonrisa en la cara
y un libro entre las manos.
Dulce muerte.

Un abrazo, compañera.

Mario.

Dada mis circunstancias actuales, puedo decirte que la intimidad de tu poema, es fiel reflejo donde trasladas con claridad tu fortaleza poética. Más adelante, amiga, seré explícito con los comentarios. Mis felicitaciones.

Un gran abrazo.

José Manuel F. Febles