Tus ojos cristal cortante.
Publicado: Mar, 12 Jun 2012 13:06
Reuno y unifico en un sólo poema, varios que tenía inspirados en los ojos de mi esposa.
Sin rejas, ni murallas, carcelero,
soy reo, del presidio de sus ojos;
sin puertas, ni barrotes ni cerrojos,
me siento condenado prisionero…
Si tengo libertad, ¡ay!, yo me muero,
no quiere de su cárcel desalojos,
sin ellos, por visión, tiene despojos,
mi símbolo, del cárdeno, mi fuero.
Semejan dos blanquísimas urpilas,
en vuelo libertario sus pupilas.
Y al preso de sus cuencas, lo libera,
las alas de su dicha presurosa,
mirada de bondad, mujer piadosa,
la gracia de sus iris, sin que muera…
Tus ojos, dos Alcides poderosos,
esteros inundados de belleza,
pupilas de panteras en fiereza,
de noche cuando miran belicosos.
Dos truenos, estallando fulgurosos,
en cuencas forjadora de grandeza;
dos perlas insertadas a una pieza,
fundidas son de amores cariñosos.
Tus ojos de pasión, gentil hurí,
serenan mis sentidos, más et alii…
Cual piélago de paz, son mi remanso,
sus iris, dan la luz a mi guerrero
afán, de conquistar evo descanso,
de elato, más et- alia de mi fuero.
Diáfanos por su blancor
amor,
sin ser ellos criminales,
puñales,
son mi cárcel, y cerrojos,
tus ojos,
cuando miran de reojos,
por ellos soy prisionero,
mas, claudico cual carnero,
amor: puñales tus ojos.
De las nubes su arrebol,
al sol,
al astro lo cristalizan,
matizan,
con sus rayos infrarrojos,
tus ojos,
mas provocan sus enojos,
y por ellos, tiene celos
cuando miran a los cielos,
al sol matizan tus ojos.
Son tus pupilas inquietas,
saetas,
por la gracia de su fuero,
de acero,
mas, cuantas lágrimas mojan,
arrojan,
así, penas desalojan
irradiando con potencia,
mas es misterio de ciencia,
saetas de acero arrojan…
Con tus ojos, me seduces,
sus luces,
pues el fuego los inflama,
la llama,
es su luz tan sempiterna,
eterna,
pues su mundo lo gobierna,
a tus ojos terrenales,
dos esferas celestiales.
¡Sus luces la llama eterna!
Fulmíneos sus destellos,
son ellos,
luminosos con euforia,
de gloria,
guiadores cual linterna,
eterna,
su luz, siempre sempiterna,
cual esferas celestiales,
sus raíces ancestrales,
son ellos de gloria eterna.
Tejidos con alabastros,
tus astros,
retinas de gran blancor,
de amor,
cual áureos girasoles,
dos soles,
son dos mágicos faroles,
armoniosos cual violín,
hontanar de mi jardín,
¡tus astros, de amor dos soles!
Mirarlos, son mis antojos,
tus ojos,
de bohemia bifocal,
cristal,
como el lucero colgante,
cortante,
centelleos del diamante,
provocándome suspiros,
tales joyas cual zafiros,
¡tus ojos, cristal cortante!
Eternas luminarias, alumbran las esferas,
tus ojos son mortales, ¡antorchas encendidas!
Sus luces emisarias de alegres primaveras,
auroras boreales por ellas acogidas.
En cuencas carcelarias, dos jóvenes veleras,
hermosas cual corales de estrellas son nacidas.
Pestañas mercenarias, le cantan habaneras,
en arias celestiales, sus notas son fundidas.
Ya briosas juguetean, las ninfas en tus ríos,
al ver que tus pupilas, emiten sus reflejos,
de gotas cristalinas, ¡de lágrimas bañadas!
Mas, ellas chapotean, saltando con sus bríos,
las flores de las lilas, ya miran tus espejos,
cristal de tus retinas, que cortan como espadas,
¡divinas sus miradas!
Apolo el más glorioso, por ellos tiene celos,
su fuego que ardoroso, le viene de los cielos.
Con mudas conversaciones,
eso al menos evidencio,
con lenguajes de pasiones,
que tus hermosos ladrones
ellos me hablan en silencio.
Lo custodian negras cañas,
un puñado de soldados,
ellos, rizadas pestañas,
en trincheras aledañas
ahí son atrincherados.
Nunca vi ojos tan hermosos,
y que en silencio me hablaran,
dos Alcides, dos colosos
y prisioneros en fosos,
que enamorarme lograran.
Brillantes como el zafiro,
brillantes como el charol,
hoy por ellos yo me inspiro,
porque cuando yo los miro
iluminan como el sol.
Ellos, son cual vivo fuego,
de ardorosa llamarada,
su mirar me deja ciego,
mas nunca hallaré sosiego
si me falta tu mirada.
Sin rejas, ni murallas, carcelero,
soy reo, del presidio de sus ojos;
sin puertas, ni barrotes ni cerrojos,
me siento condenado prisionero…
Si tengo libertad, ¡ay!, yo me muero,
no quiere de su cárcel desalojos,
sin ellos, por visión, tiene despojos,
mi símbolo, del cárdeno, mi fuero.
Semejan dos blanquísimas urpilas,
en vuelo libertario sus pupilas.
Y al preso de sus cuencas, lo libera,
las alas de su dicha presurosa,
mirada de bondad, mujer piadosa,
la gracia de sus iris, sin que muera…
Tus ojos, dos Alcides poderosos,
esteros inundados de belleza,
pupilas de panteras en fiereza,
de noche cuando miran belicosos.
Dos truenos, estallando fulgurosos,
en cuencas forjadora de grandeza;
dos perlas insertadas a una pieza,
fundidas son de amores cariñosos.
Tus ojos de pasión, gentil hurí,
serenan mis sentidos, más et alii…
Cual piélago de paz, son mi remanso,
sus iris, dan la luz a mi guerrero
afán, de conquistar evo descanso,
de elato, más et- alia de mi fuero.
Diáfanos por su blancor
amor,
sin ser ellos criminales,
puñales,
son mi cárcel, y cerrojos,
tus ojos,
cuando miran de reojos,
por ellos soy prisionero,
mas, claudico cual carnero,
amor: puñales tus ojos.
De las nubes su arrebol,
al sol,
al astro lo cristalizan,
matizan,
con sus rayos infrarrojos,
tus ojos,
mas provocan sus enojos,
y por ellos, tiene celos
cuando miran a los cielos,
al sol matizan tus ojos.
Son tus pupilas inquietas,
saetas,
por la gracia de su fuero,
de acero,
mas, cuantas lágrimas mojan,
arrojan,
así, penas desalojan
irradiando con potencia,
mas es misterio de ciencia,
saetas de acero arrojan…
Con tus ojos, me seduces,
sus luces,
pues el fuego los inflama,
la llama,
es su luz tan sempiterna,
eterna,
pues su mundo lo gobierna,
a tus ojos terrenales,
dos esferas celestiales.
¡Sus luces la llama eterna!
Fulmíneos sus destellos,
son ellos,
luminosos con euforia,
de gloria,
guiadores cual linterna,
eterna,
su luz, siempre sempiterna,
cual esferas celestiales,
sus raíces ancestrales,
son ellos de gloria eterna.
Tejidos con alabastros,
tus astros,
retinas de gran blancor,
de amor,
cual áureos girasoles,
dos soles,
son dos mágicos faroles,
armoniosos cual violín,
hontanar de mi jardín,
¡tus astros, de amor dos soles!
Mirarlos, son mis antojos,
tus ojos,
de bohemia bifocal,
cristal,
como el lucero colgante,
cortante,
centelleos del diamante,
provocándome suspiros,
tales joyas cual zafiros,
¡tus ojos, cristal cortante!
Eternas luminarias, alumbran las esferas,
tus ojos son mortales, ¡antorchas encendidas!
Sus luces emisarias de alegres primaveras,
auroras boreales por ellas acogidas.
En cuencas carcelarias, dos jóvenes veleras,
hermosas cual corales de estrellas son nacidas.
Pestañas mercenarias, le cantan habaneras,
en arias celestiales, sus notas son fundidas.
Ya briosas juguetean, las ninfas en tus ríos,
al ver que tus pupilas, emiten sus reflejos,
de gotas cristalinas, ¡de lágrimas bañadas!
Mas, ellas chapotean, saltando con sus bríos,
las flores de las lilas, ya miran tus espejos,
cristal de tus retinas, que cortan como espadas,
¡divinas sus miradas!
Apolo el más glorioso, por ellos tiene celos,
su fuego que ardoroso, le viene de los cielos.
Con mudas conversaciones,
eso al menos evidencio,
con lenguajes de pasiones,
que tus hermosos ladrones
ellos me hablan en silencio.
Lo custodian negras cañas,
un puñado de soldados,
ellos, rizadas pestañas,
en trincheras aledañas
ahí son atrincherados.
Nunca vi ojos tan hermosos,
y que en silencio me hablaran,
dos Alcides, dos colosos
y prisioneros en fosos,
que enamorarme lograran.
Brillantes como el zafiro,
brillantes como el charol,
hoy por ellos yo me inspiro,
porque cuando yo los miro
iluminan como el sol.
Ellos, son cual vivo fuego,
de ardorosa llamarada,
su mirar me deja ciego,
mas nunca hallaré sosiego
si me falta tu mirada.