Editorial Alaire

Hombres ennegrecidos por el sol
descargan raudos
los fardos de papiro,
marcadas sus espaldas
por la punta acerada del azote.
Una gualda tristeza
se extiende por el muelle
sorteando las tabernas
con olor a cerveza
y a pescado frito.
Huyendo de la furia
de Ra, el omnipresente,
me refugio en los antros junto al río
y deshojo en mi mente
la nula posibilidad de que vuelvas conmigo.

Sin posibilidades, solo quedan los recovecos de la umbra.
Ha sido un placer leerte, amigo Roberto.
Un cordia abrazo.

ROBERTO LÓPEZ escribió:Hombres ennegrecidos por el sol
descargan raudos
los fardos de papiro,
marcadas sus espaldas
por la punta acerada del azote.
Una gualda tristeza
se extiende por el muelle
sorteando las tabernas
con olor a cerveza
y a pescado frito.
Huyendo de la furia
de Ra, el omnipresente,
me refugio en los antros junto al río
y deshojo en mi mente
la nula posibilidad de que vuelvas conmigo.

Qué pintura más triste tu poema, si hasta me imagino y duelen los azotes; el aroma común entre los muelles y el sol pegando fuerte; como pega el vacío de su presencia.
¡Bello, muy bello Roberto!

Abrazos desde mi mar

Matilde

Rafel Calle escribió:Sin posibilidades, solo quedan los recovecos de la umbra.
Ha sido un placer leerte, amigo Roberto.
Un cordia abrazo.

Cuando todo es negado, sólo quedan los laberintos, los recovecos, los rincones... Gracias, Rafel, por tu atenta lectura. Abrazos.

Qué pintura más triste tu poema, si hasta me imagino y duelen los azotes; el aroma común entre los muelles y el sol pegando fuerte; como pega el vacío de su presencia.
¡Bello, muy bello Roberto!

Abrazos desde mi mar

Matilde [/quote]

Son estimulantes tus palabras, Matilde. Encantado de sentirte cerca. Besos.