LAS OLAS
Publicado: Vie, 08 Jun 2012 16:11
Las olas en su vientre
arrastran péndulos que oscilan
en su perpetuum mobile;
diapasones de angustias
que parecen los ecos
de valles encantados;
nudos, tristezas reacias
a fluir, como mandan
sus cánones secretos;
casas controvertidas
de espíritu animal
que se encaraman
a las espaldas de los hombres-sol;
hormigas de la urbe
acuciadas por las nostalgias de lo muerto;
taumaturgos que siempre
repiten una frase;
números misteriosos:
ceros cerrados en sí mismos,
sietes erguidos, cincos
de prosaica rima,
nueves de erráticas reminiscencias;
escaleras secretas
para amantes furtivos;
diminutos, volátiles juncos,
desdoblamientos,
ambivalencias varias;
poemas transmitidos
a través de la lengua
en mares de palabras reducidos
a meros platos, cuencos
donde sopas de letras
deambulan en moradas sin muros,
cervezas sólidas en forma
de risas y barquillos,
corola inexcusable
de anémonas de fuego
que en trazos-trizas-trozos
de mar y sol y sexo
fabricaban esquirlas
de presentes eternos.
Las olas en sus panzas
enormes transforman las sustancias,
abren caminos donde
se atrancaban tristezas,
encriptan escaleras,
fijan los péndulos perdidos,
desatan nudos,
reconcilian las casas
con sus espíritus vitales,
asedan las espaldas
del hombre-sol sediento,
disuelven las angustias
de las hormigas,
aclaran la voz del taumaturgo,
devuelven a las cifras
su calma matemática,
flexibilizan juncos,
unifican valencias,
engrandecen las sopas
y convierten sus cuencos
en cuencas oceánicas,
liberan las palabras
y concilian sus letras
en moradas abiertas
sin culpa ni fantasmas,
configuran el cosmos
con trazos-trizas-trozos,
encienden las estrellas
y allanan los caminos.
Y todo eso -sin duda-
para que pases tú.
arrastran péndulos que oscilan
en su perpetuum mobile;
diapasones de angustias
que parecen los ecos
de valles encantados;
nudos, tristezas reacias
a fluir, como mandan
sus cánones secretos;
casas controvertidas
de espíritu animal
que se encaraman
a las espaldas de los hombres-sol;
hormigas de la urbe
acuciadas por las nostalgias de lo muerto;
taumaturgos que siempre
repiten una frase;
números misteriosos:
ceros cerrados en sí mismos,
sietes erguidos, cincos
de prosaica rima,
nueves de erráticas reminiscencias;
escaleras secretas
para amantes furtivos;
diminutos, volátiles juncos,
desdoblamientos,
ambivalencias varias;
poemas transmitidos
a través de la lengua
en mares de palabras reducidos
a meros platos, cuencos
donde sopas de letras
deambulan en moradas sin muros,
cervezas sólidas en forma
de risas y barquillos,
corola inexcusable
de anémonas de fuego
que en trazos-trizas-trozos
de mar y sol y sexo
fabricaban esquirlas
de presentes eternos.
Las olas en sus panzas
enormes transforman las sustancias,
abren caminos donde
se atrancaban tristezas,
encriptan escaleras,
fijan los péndulos perdidos,
desatan nudos,
reconcilian las casas
con sus espíritus vitales,
asedan las espaldas
del hombre-sol sediento,
disuelven las angustias
de las hormigas,
aclaran la voz del taumaturgo,
devuelven a las cifras
su calma matemática,
flexibilizan juncos,
unifican valencias,
engrandecen las sopas
y convierten sus cuencos
en cuencas oceánicas,
liberan las palabras
y concilian sus letras
en moradas abiertas
sin culpa ni fantasmas,
configuran el cosmos
con trazos-trizas-trozos,
encienden las estrellas
y allanan los caminos.
Y todo eso -sin duda-
para que pases tú.