Editorial Alaire

**

(a C.)


El mapa de mi vida
es un tanto paradójico,
a saber:
los continentes
apenas contienen algo, es decir:
nada.
Hay días (con sus noches)
en que los ríos -hidrología
para los doctos-
cambian de cauce
(e incluso –descarados-
no desembocan en el mar).
Lógicamente, así no puedo
saciar mi sed de ti.
A veces,
el polo norte me da
la espalda y me dirige una mirada
de indiferencia. Procuro no hacerle caso,
pero en esas ocasiones
me hallo perdido.
De cuando en cuando,
no recuerdo donde he puesto
las montañas
o confundo tu nombre,
se puede entonces fácil colegir
que en tardes tristes
no encuentre miradores donde
contemplar el atardecer en el recuerdo de tus ojos.


2011/12

(Porque no puedo dejar de pensar en ti, valga este fugaz e imperfecto retorno)


**

Poeta en las cataratas de tus versos, hallé un remanso que me gustó mucho.

no recuerdo donde he puesto
las montañas

Un placer recorrer la geografía de tu pluma.

Saludos.

Amigo Andrés, me gusta la fina ironía que transmites. Saludos.

Si la geografía en el colegio hubiera sido como esta tuya, ahora sabría cual es la capital de Austrasia y por donde pasa el río Sinretorno. Me ha gustado mucho tu poema.
Un abrazo.
Pepa

Muy amable, Quinteño.

Un saludo,

Andrés

Andrés Rebolledo escribió:**

(a C.)


El mapa de mi vida
es un tanto paradójico,
a saber:
los continentes
apenas contienen algo, es decir:
nada.
Hay días (con sus noches)
en que los ríos -hidrología
para los doctos-
cambian de cauce
(e incluso –descarados-
no desembocan en el mar).
Lógicamente, así no puedo
saciar mi sed de ti.
A veces,
el polo norte me da
la espalda y me dirige una mirada
de indiferencia. Procuro no hacerle caso,
pero en esas ocasiones
me hallo perdido.
De cuando en cuando,
no recuerdo donde he puesto
las montañas
o confundo tu nombre,
se puede entonces fácil colegir
que en tardes tristes
no encuentre miradores donde
contemplar el atardecer en el recuerdo de tus ojos.


2011/12

(Porque no puedo dejar de pensar en ti, valga este fugaz e imperfecto retorno)


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Yo voy a dejar estos apuntes completos porque, para ser incompletos, son una preciosa lección de geografía y una envidiada declaración de amor.
Gracias por este regalo, Andrés.
Felicidades y un abrazo.

Nostalgico y melancólico me llega el mensaje de este poema que has escrito Andrés Me gustó.

saludos

rafael

Andrés Rebolledo escribió:**

(a C.)


El mapa de mi vida
es un tanto paradójico,
a saber:
los continentes
apenas contienen algo, es decir:
nada.
Hay días (con sus noches)
en que los ríos -hidrología
para los doctos-
cambian de cauce
(e incluso –descarados-
no desembocan en el mar).
Lógicamente, así no puedo
saciar mi sed de ti.
A veces,
el polo norte me da
la espalda y me dirige una mirada
de indiferencia. Procuro no hacerle caso,
pero en esas ocasiones
me hallo perdido.
De cuando en cuando,
no recuerdo donde he puesto
las montañas
o confundo tu nombre,
se puede entonces fácil colegir
que en tardes tristes
no encuentre miradores donde
contemplar el atardecer en el recuerdo de tus ojos.


2011/12

(Porque no puedo dejar de pensar en ti, valga este fugaz e imperfecto retorno)


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Me ha encantado pasear por tu geografía y disfrutar de ese toque de humor tan sugerente. Saludos.

Hermoso poema donde la geografía trasciende más allá y se vuelve susurro plácido y amoroso.

Un abrazo.

Acertado tu comentario, Roberto.

Gracias por pasar.

Un saludo, A.

Me alegra que te guste el poema, Pepa.

Venga ese abrazo,

A.

Un recorrido hermoso por la geografía que he disfrutado
Abrazos
Pilar

Qué bellos versos de amor. Son armoniosos, elocuentes, llenos de sentimiento.
Un gran gusto leerte.
Abrazos