¡DUERME NIÑA, DUERME!
Publicado: Mié, 16 May 2012 1:06
¡DUERME NIÑA, DUERME!
Imagino la lluvia pertinaz golpeando las techumbres de aquellas barracas desoladas.
Mi mente azorada apenas da cabida a uno de los actos más abominables del hombre en contra de la esencia más pura de la humanidad: ¡El holocausto!
Imagino cadenas silenciosas arrastrando miseria y desolación, cual río embravecido que devora todo a su paso hasta formar mares de oprobiosa realidad.
Allí, entre los fangos de aromas deletéreos, voces atrapadas se reducen a gritos acallados por la muerte temprana, sin más razón que el odio, la rabia vuelta daga y la obnubilada cerrazón de no poder convivir como especie humana.
¡Sólo espero en Dios que nunca seas historia olvidada! Que no seas ejemplo, ni símbolo, ni te señalen los virtuosos como marca vergonzante de una esperanza socavada. Espero que se te haga justicia y que paguen los desalmados que te dieron muerte, para que nunca jamás roben tu sueño, último refugio de tu alma enamorada.
¡Duerme niña, duerme!
Que no eres tú quien viaja en la carreta,
ni manto de fango será ya más tu almohada,
de ángel tocado por la luna negra.
¡Duerme niña, duerme!
El brillo reflejado en tus párpados cerrados
es lienzo extendido que invade la montaña.
Los verdes campos te esperan ansiosos
para atrapar tu voz a carcajadas.
¡Ya no serás más vórtice del miedo!
¡Ya no será tu carne congelada,
llaga que sangre sobre el hielo de la arena,
ni tu voz se ahogará desventurada!
¡Duerme niña, duerme!
Que el sueño es cuna, seno de madre, regazo inmaculado.
Los cantos serán más dulces que sirenas
acorralando tu alma entre la grana.
¡Tu sangre no quedó esparcida en las barracas!
¡Tu gemido lastimero ha sido rescatado
y hoy es canto de esperanza, voz que palpita
al unísono del agua en la cascada!
¡Por fin, tu mirada de niña atisbará entre la bruma de los mares
y saciará sus ansias de albatros que se escapa,
surcando cuales alas, tus sagaces brazos,
rompiendo las cadenas que te ataban!
Imagino la lluvia pertinaz golpeando las techumbres de aquellas barracas desoladas.
Mi mente azorada apenas da cabida a uno de los actos más abominables del hombre en contra de la esencia más pura de la humanidad: ¡El holocausto!
Imagino cadenas silenciosas arrastrando miseria y desolación, cual río embravecido que devora todo a su paso hasta formar mares de oprobiosa realidad.
Allí, entre los fangos de aromas deletéreos, voces atrapadas se reducen a gritos acallados por la muerte temprana, sin más razón que el odio, la rabia vuelta daga y la obnubilada cerrazón de no poder convivir como especie humana.
¡Sólo espero en Dios que nunca seas historia olvidada! Que no seas ejemplo, ni símbolo, ni te señalen los virtuosos como marca vergonzante de una esperanza socavada. Espero que se te haga justicia y que paguen los desalmados que te dieron muerte, para que nunca jamás roben tu sueño, último refugio de tu alma enamorada.
¡Duerme niña, duerme!
Que no eres tú quien viaja en la carreta,
ni manto de fango será ya más tu almohada,
de ángel tocado por la luna negra.
¡Duerme niña, duerme!
El brillo reflejado en tus párpados cerrados
es lienzo extendido que invade la montaña.
Los verdes campos te esperan ansiosos
para atrapar tu voz a carcajadas.
¡Ya no serás más vórtice del miedo!
¡Ya no será tu carne congelada,
llaga que sangre sobre el hielo de la arena,
ni tu voz se ahogará desventurada!
¡Duerme niña, duerme!
Que el sueño es cuna, seno de madre, regazo inmaculado.
Los cantos serán más dulces que sirenas
acorralando tu alma entre la grana.
¡Tu sangre no quedó esparcida en las barracas!
¡Tu gemido lastimero ha sido rescatado
y hoy es canto de esperanza, voz que palpita
al unísono del agua en la cascada!
¡Por fin, tu mirada de niña atisbará entre la bruma de los mares
y saciará sus ansias de albatros que se escapa,
surcando cuales alas, tus sagaces brazos,
rompiendo las cadenas que te ataban!