APÚRATE MIGUEL, NO TE DEMORES
Publicado: Jue, 10 May 2012 18:24
APÚRATE MIGUEL, NO TE DEMORES
Añoranza de Miguel Hernández
Apúrate Miguel, no te retrases, cuidado con el tiempo que te toca, cuidado con la hiel del enemigo, cuidado con las patas paquidermas. Apúrate, saca por los barrotes la sonrisa, saca tu voz y quédate tranquilo y quédate traspuesto en algún verso de los que no terminan todavía.
Apúrate Miguel, viene la luna, vienen los cuervos de la despedida, viene a caballo negro la venganza, viene hacia el corazón la muerte ciega. Saca también los ojos, el semblante, saca la tos, la magua, la nostalgia, que aquí afuera te haremos la casita para que arrulles con tu canto el aire.
Apúrate Miguel, te han señalado el instinto animal y los designios del yugo y de la flecha envenenada y no van a parar hasta dejarte quebrado en una esquina y sin resuello. Ya lo sabes Miguel por las cadenas, por las sombras que crecen en tu pelo, por las claudicaciones de los trigos, por la ausencia del sol en tus mejillas.
Apúrate Miguel, viene la noche y han secuestrado lágrimas y estrellas y aguardan a que el sueño se te apague y quieren, ignorantes, que no existas. Saca también si puedes las dos manos para poder sembrarte la semilla y así que crezcan fuertes tus prodigios y que se robustezcan las palabras cansadas de penar lo que tú penas.
Apúrate Miguel, las cicatrices, el silbo vulnerado, la sonrisa, el mar que se desata en tus pulmones, el ansia que navega por tus brazos, el sueño que te deja en la estacada, la escarcha que se clava en la cebolla, los dientes que en la cuna van meciendo el ímpetu de seres que te lloran, y todos los rebaños de este mundo cantando una canción de despedida.
Apúrate Miguel, no te demores.
Añoranza de Miguel Hernández
Apúrate Miguel, no te retrases, cuidado con el tiempo que te toca, cuidado con la hiel del enemigo, cuidado con las patas paquidermas. Apúrate, saca por los barrotes la sonrisa, saca tu voz y quédate tranquilo y quédate traspuesto en algún verso de los que no terminan todavía.
Apúrate Miguel, viene la luna, vienen los cuervos de la despedida, viene a caballo negro la venganza, viene hacia el corazón la muerte ciega. Saca también los ojos, el semblante, saca la tos, la magua, la nostalgia, que aquí afuera te haremos la casita para que arrulles con tu canto el aire.
Apúrate Miguel, te han señalado el instinto animal y los designios del yugo y de la flecha envenenada y no van a parar hasta dejarte quebrado en una esquina y sin resuello. Ya lo sabes Miguel por las cadenas, por las sombras que crecen en tu pelo, por las claudicaciones de los trigos, por la ausencia del sol en tus mejillas.
Apúrate Miguel, viene la noche y han secuestrado lágrimas y estrellas y aguardan a que el sueño se te apague y quieren, ignorantes, que no existas. Saca también si puedes las dos manos para poder sembrarte la semilla y así que crezcan fuertes tus prodigios y que se robustezcan las palabras cansadas de penar lo que tú penas.
Apúrate Miguel, las cicatrices, el silbo vulnerado, la sonrisa, el mar que se desata en tus pulmones, el ansia que navega por tus brazos, el sueño que te deja en la estacada, la escarcha que se clava en la cebolla, los dientes que en la cuna van meciendo el ímpetu de seres que te lloran, y todos los rebaños de este mundo cantando una canción de despedida.
Apúrate Miguel, no te demores.