CARMÍN AMARGO

[Santiago Redondo Vega]

CARMÍN AMARGO

Sin tu carmín amargo mi corazón carece
del lúdico placebo del vino de tus labios,
racimos que circundan el cielo de tu boca
desde el recuerdo abstemio que guardo de tu nombre.

Apuraré en la espuma del mar que me prescindes
la sed que decantaron tus brazos por mi espalda,
mientras me muere el tiempo a sorbos de amargura
en un reloj de arena sin playa, sin orilla.

Un faro vespertino me arrumba la nostalgia,
hacia el tacón de aguja –difuso- de tus pasos
anclándome en el pecho hirientes parasoles,
miliarios en las huellas vacías que dejaste.

De noche te concito al filo de la luna
hasta que rompe el alba con soles mi quimera
y azota mi silencio una ecuación de trinos
que burlan insolentes el luto que te guardo.

Quizá no nos nacimos el uno para el otro
y fueran nuestras vidas los versos contrapuestos
de algún poema escrito por una pluma etérea
que quiso sin nosotros volarse a lo más alto.

Equivocó la noche mi brújula sedienta
o se perdió en estrellas -confuso- tu astrolabio
y nos guiaron –necios- al fondo de este abismo
que incumple coordenadas de amor y de deseo.

Me queda -siempre queda- vacío de tu aliento,
carencia de tu boca, lujuria de tu escote,
tu beso en negativo borrándose en mi almohada
y lluvia -siempre lluvia- llorándome los ojos.

Si no vuelven a verse mi rabia y tu silencio
antes de que descorche la bruma nuestro olvido,
que sepas que tu boca quizá fingió a la mía
pero de nuestros labios bebieron los océanos.

Santiago Redondo Vega 15/03/08

[Alejandra Goerne]

Santiago, todo el poema es bellísimo pero los dos últimos versos, encandilan ydejan un suspiro flotando en el ambiente. Las esperas, que cierto es que desesperan, pero mientras dejen poemas como esto tuyo vamos de gane. Precioso. Un abrazo.

[Santiago Redondo Vega]

Alejandra Goene.

Gracias Alejandra por subirte a mis versos y meditar conmigo esta ilusión poética, donde el despecho y la desesperanza llevan al poeta a masticar la ausencia de unos labios que le dieron a beber vino algún día, pero que desgraciadamente le dejaron como huella únicamente carmín amargo.

Un abrazo, poeta.

Santiago Redondo Vega

[Sara Álvarez]

pues para dejar un gusto amargo, siento mucha sensibilidad en el trato de la palabra y el sentimiento

Un faro vespertino me arrumba la nostalgia,
hacia el tacón de aguja –difuso- de tus pasos
anclándome en el pecho hirientes parasoles,
miliarios en las huellas vacías que dejaste.

me encantó sin desmerecer nada del resto del poema y el cierre también, deja sed de sal

[Rosario Alonso]

Precioso preciosos. Un poema excelente no sólo en su forma sino también por ese saber transmitir de manera tan magnífica ese amor de desconsuelo. Te felicito.

Un abrazo

[Julio Gonzalez Alonso]

Me queda -siempre queda- vacío de tu aliento,
carencia de tu boca, lujuria de tu escote,
tu beso en negativo borrándose en mi almohada
y lluvia -siempre lluvia- llorándome los ojos.


Evocación proverbial, Santiago, de los amores verdaderos, esos que se hacen mitad soñados mitad realidad; y si hubiere más mitades cabrían citas de corazones palpitantes, tactos suaves, caricias sin palabras y palabras como caricias. Pero de todo podemos encontrar en tus versos con el ritmo pausado y el pulso dilatado de la pasión. Y esas metáforas tan bien escogidas como bien repartidas. Enhorabuena.
Salud.

[Santiago Redondo Vega]

A Mía.

Gracias Mía por tu paso por mi poema y por la reflexión que me dejas. Me alegra que te haya gustado. Ya sabes que la poesía hace que nos inventemos situaciones para poder trascender los sentimientos. En este caso el carmín es amargo por ausente, si fuera presente lo estaría degustando y no tendría necesidad de lamentarme. Sed de sal.

Un abrazo.

Santiago Redondo Vega

[Santiago Redondo Vega]

A Rosario Alonso.

Gracias Rosario por tu paso y tus palabras. El verso blanco alejandrino, por su extensión, da para muchos matices, espero que no hayan resultado demasiados.

Un abrazo.

Santiago Redondo Vega

[Santiago Redondo Vega]

A Julio González Alonso.

Gracias Julio por tu presencia, y por vestirme los versos con tus evocaciones y tu sabiduría vital y poetica. Para aprenderse siempre, escribiendo o comentando.

Un abrazo.

Santiago Redondo Vega