Editorial Alaire

Ésta que llaman flora, no estaba aquí dormida. No era la raíz donde el cristal anuncia la belleza, ni el frágil laberinto de los tiempos. Ésta, no pretendía ser el centro de la lluvia, ni aquella que besara al animal celeste, justo al momento de dormir. Ésta de largos brazos, trizada y torrencial era la portadora, la esquela del abismo donde el sonido inicia. Quién la miró desnuda y cerebral. Quién la nombró la equívoca. Quién le crucificó su vuelo tras el vicio. Ésta desnuda mece, llama sobre el hueco y sobre el cáliz donde esbelta rehace al pensamiento. Ésta como una ronca luz, me llama desde el borde y talla con su tallo, acaso me ilumina o me desluce, me borra en la escritura, me sangra en lo desnudo del cemento o en la bestialidad del cosmos. Ésta que yace casi lésbica en el fuego, ésta que llaman flora, ésta que reza oculta su dulce paganismo y yace aquí en mi mano para volver a Dios.

Hermosa descripción donde la belleza brilla en cada palabra
Abrazos
Pilar

Benjamín, buenos ojos te lean!!!

Aunque sea para, esporádicamente, dejarnos estas pequeñas perlas, en esta caso, perlas de belleza de la poesia pura de una planta mágica en todos los sentidos, y digo estrictamente poesía pura, que hay otras por ahí que no son tan puras, las vírgenes

Un fuerte abrazo, querido amigo,.... y muchos biquiños (cariñosos eh..) para Sara

Un trabajo precioso, Benjamín.

Aplausos y felicitaciones,

Hallie

Indudable maestría la que exhibes en este cautivante texto. Enhorabuena y un abrazo.

No se como se escribe un suspiro muy hondo. Una alegría volver a leerte.
Un abrazo.
Pepa