A NICANOR PARRA, PREMIO CERVANTES 2012.
Publicado: Vie, 27 Abr 2012 8:09
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir.
Jorge Manrique.
Pero, hombre de Dios,
¿todavía anda usted con esas creencias
oscurantistas y medievales,
de cuando la Tierra era considerada plana
y situaban el fin de la misma en el Finisterre?
Pues ya son ganas de estar dormido mucho tiempo,
demasiados años, sin conocer ni saber
que hubo un Juan Ramón, un Walt Whitman
o un Oscar Wilde. Podía usted haber tenido alguna curiosidad
y no ser de los que dice Machado: "Desprecian
cuanto ignoran".
Ciertamente la vida no es un lecho de lirios,
de aquellos que alababa Salomón,
ni merece la pena ir con el salterio a cuestas
todo el santo día. Por eso debe uno tomarse
unas vacaciones donde mejor se pueda,
beber un vino suave, que se adentre espumoso
en las entrañas nuestras, o tener una novia
para toda la vida. Solo una, la única verdadera,
la que no ha de fallarte nunca y a la que tú
tampoco le fallarás. Y no seas imbécil,
erudito de pacotilla, que citas por citar,
aun sin venir a cuento,
igualito que Sancho con los refranes.
Cuando te da la vena lírica
recuerdas a Federico G. Lorca o a Fray Juan de Yepes;
pero si te "pone" la prosa, te encandilas
con Sartre o Simone de Bouvoir;
aunque no los estimas en el fondo.
Mire usted, señor mío, señora mía.
El oficio de poeta es como el de los mineros:
adentrarse en las las entrañas de la tierra
y sacar a la luz nuestras vergüenzas,
que son muchas e incurables. Pero sacan también
esas pocas virtudes que nos rodean, o esos cuatro chalados
que aún predican la bondad y misericordia
y a esos cuatro o cuarenta millones que gimen y enloquecen
en las míseras cárceles de los opulentos.
Usted siga, si quiere, con Manrique, pero piénselo bien
antes de que sea tarde y el sol se ponga para siempre,
en ese ocaso negro. Porque la ola más grande
nos habrá arrebatado el gozo de la Tierra
y el aire de la Noche más amada.
que van a dar en la mar,
que es el morir.
Jorge Manrique.
Pero, hombre de Dios,
¿todavía anda usted con esas creencias
oscurantistas y medievales,
de cuando la Tierra era considerada plana
y situaban el fin de la misma en el Finisterre?
Pues ya son ganas de estar dormido mucho tiempo,
demasiados años, sin conocer ni saber
que hubo un Juan Ramón, un Walt Whitman
o un Oscar Wilde. Podía usted haber tenido alguna curiosidad
y no ser de los que dice Machado: "Desprecian
cuanto ignoran".
Ciertamente la vida no es un lecho de lirios,
de aquellos que alababa Salomón,
ni merece la pena ir con el salterio a cuestas
todo el santo día. Por eso debe uno tomarse
unas vacaciones donde mejor se pueda,
beber un vino suave, que se adentre espumoso
en las entrañas nuestras, o tener una novia
para toda la vida. Solo una, la única verdadera,
la que no ha de fallarte nunca y a la que tú
tampoco le fallarás. Y no seas imbécil,
erudito de pacotilla, que citas por citar,
aun sin venir a cuento,
igualito que Sancho con los refranes.
Cuando te da la vena lírica
recuerdas a Federico G. Lorca o a Fray Juan de Yepes;
pero si te "pone" la prosa, te encandilas
con Sartre o Simone de Bouvoir;
aunque no los estimas en el fondo.
Mire usted, señor mío, señora mía.
El oficio de poeta es como el de los mineros:
adentrarse en las las entrañas de la tierra
y sacar a la luz nuestras vergüenzas,
que son muchas e incurables. Pero sacan también
esas pocas virtudes que nos rodean, o esos cuatro chalados
que aún predican la bondad y misericordia
y a esos cuatro o cuarenta millones que gimen y enloquecen
en las míseras cárceles de los opulentos.
Usted siga, si quiere, con Manrique, pero piénselo bien
antes de que sea tarde y el sol se ponga para siempre,
en ese ocaso negro. Porque la ola más grande
nos habrá arrebatado el gozo de la Tierra
y el aire de la Noche más amada.