Editorial Alaire

LUCES
Se alternan en estridentes colores,
un mundo sucio, violento, las contempla,
-insolente estructura moral del hormiguero-

NUBES NEGRAS
nubarrones.
Nubes negras, tan negras que rompen el cielo,
lo mutilan,
gotas de lluvia contra los ventanales,
fría epidermis de un organismo que agoniza.

MADRID
emite su pulso inconsciente,
el seco latido que remueve el polvo,
una vida en suspensión relativa
observando
con perspectiva.
Se posa
sobre las fachadas,
EN LAS SOMBRAS -----------------> espesa el barro de los parques.
El gris pavimento se torna tristeza
y saliva,
almas en jirones que emergen.
SILENCIO IMPERFECTO
Vence la noche,
el parpadeo impertinente de un semáforo
dirige los pasos
hacia los túmulos de arena
-lechos de frustraciones-

Me gusta este poema, Israel, lleno de frescura gris y urbana. Saludos.

Aoarte del estgridente pulso y de las negras nubes negativas, reconozcamos a
a esta ciudad capitalina la fragancia del oso y del madroño como su zoo salvaje.
Cosas buenas también tiene, Israel. Aunque las otras destacan más.

Un abrazo tras la lectura en perspectiva.

Guillermo

Ay, Israel, no tenías otro avatar más guapo... Me apetece decirte ¿vente pal pueblu!, pero seguro que después echarías de menos y mucho ese Madrid con nubarrrones, con semáforos, con gentío ¿verdad que sí?

Un abrazo

ROBERTO LÓPEZ escribió:Me gusta este poema, Israel, lleno de frescura gris y urbana. Saludos.

Gracias Roberto, un abrazo.

Hermoso descripción que evoca la soledad de la gran urbe, las fuerzas de la naturaleza sobre las instalaciones del hombre. Y en medio, el hombre atrapado.

Felicitaciones.
Un saludo

Me encantó pasar por este poema, Israel. Un saludo.

Guillermo Cuesta escribió:Aoarte del estgridente pulso y de las negras nubes negativas, reconozcamos a
a esta ciudad capitalina la fragancia del oso y del madroño como su zoo salvaje.
Cosas buenas también tiene, Israel. Aunque las otras destacan más.

Un abrazo tras la lectura en perspectiva.

Guillermo

Tienes razón, con todo lo que me quejo lo cierto es que no cambiaría Madrid por ninguna otra ciudad.

Un abrazo Guillermo.