Editorial Alaire

No me quedan más palabras para la flor que se marchita.
Arden en mí el corazón y el alma,
arden con un fuego que calcina hasta lo más profundo de la vida
y la matan. Se que sobrevivirá mi sombra,
vagando una nostalgia cuya tristeza me visitará en las noches
en que la memoria busque razones y motivos.
Un fuego nuevo y cálido de ternura
abrazará el corazón del niño
que un día elevó los brazos en oración a un Dios
cuyos sordos oídos nunca escucharon.

Juan Marcos

Hay esperanza en estas sombras que desean la luz. Un placer la visita a tus letras
Abrazos
Pilar

Pilar Morte escribió:Hay esperanza en estas sombras que desean la luz. Un placer la visita a tus letras
Abrazos
Pilar

Tienes razón, Pilar... más es una esperanza en la que las divinidades quedan diluidas.

Juan Marcos

Juan Marcos escribió:No me quedan más palabras para la flor que se marchita.
Arden en mí el corazón y el alma,
arden con un fuego que calcina hasta lo más profundo de la vida
y la matan. Se que sobrevivirá mi sombra,
vagando una nostalgia cuya tristeza me visitará en las noches
en que la memoria busque razones y motivos.
Un fuego nuevo y cálido de ternura
abrazará el corazón del niño
que un día elevó los brazos en oración a un Dios
cuyos sordos oídos nunca escucharon.

Juan Marcos

La soberbia se esconde muchas veces en rostros supuestamente humildes.
Me gustò tu poema Juan, saludos, Luna.-

Luna de Nos escribió:

Juan Marcos escribió:No me quedan más palabras para la flor que se marchita.
Arden en mí el corazón y el alma,
arden con un fuego que calcina hasta lo más profundo de la vida
y la matan. Se que sobrevivirá mi sombra,
vagando una nostalgia cuya tristeza me visitará en las noches
en que la memoria busque razones y motivos.
Un fuego nuevo y cálido de ternura
abrazará el corazón del niño
que un día elevó los brazos en oración a un Dios
cuyos sordos oídos nunca escucharon.

Juan Marcos

La soberbia se esconde muchas veces en rostros supuestamente humildes.
Me gustò tu poema Juan, saludos, Luna.-

La soberbia y la humildad son parte indesligable de la condición humana ("el que esté libre de culpa que arroje la primera piedra", dijo alguien que algo sabía de ella)... y el juicio, ay, el juicio que nos acompaña a cada paso como piedra de tropiezo cuando en nuestra humana condición nos faltan siempre elementos para levantar los índices de fuego con los que señalamos siempre aquello que es ajeno a nuestra comprensión y conocimiento...

Juan Marcos

Me encantó esa delicada introspectiva que se basa en la memoria para subsistir

Un abrazo

Guillermo