Editorial Alaire

LO BANAL DE CIERTOS ÍMPETUS


Duda la ola al llegar ante la playa
dónde fundamentar su vasto imperio.

Ariete de la mar y de su furia
se ordena en fila al frente en la batalla
y arremete en legión contra la orilla.

Pero al punto parece arrepentirse
y retrocede allá por donde vino
topando con otra ola que la obliga
por misma vocación a ser tragada
en un bucle que roza lo caníbal.

Lo curioso de la ira es que no deja
vestigio de su oficio cuando para.

Aprendan del carácter de los ríos
que llegan mansamente al mar y tienen
nombre propio, trazado y un principio,
y es cristalina y dócil su agua dulce
y sereno su tránsito al destino.


--oOo--

José Manuel Sáiz escribió:LO BANAL DE CIERTOS ÍMPETUS


Duda la ola al llegar frente a la playa
dónde fundamentar su corto imperio.

Ariete de la mar y de su furia
se arma como soldado en la batalla
y arremete feroz contra la orilla.

Pero al punto parece arrepentirse
y retrocede allá por donde vino
topando con otra ola que la obliga
por misma vocación a ser tragada
como un bucle que roza lo caníbal.

Lo curioso de la ira es que no deja
vestigio de su oficio cuando para.

Aprendan del carácter de los ríos
que llegan mansamente al mar y tienen
nombre propio, trazado y un principio,
y es cristalina y dócil su agua dulce
y sereno su tránsito al destino.

--oOo--

No hay nada banal en este poema. Me ha gustado releerlo y contemplar cómo dejas destellos del buen hacer de poeta.

Preciosa, en particular la cadencia de la última estrofa,

Víctor

Amigo qué magnífico poema descriptivo. La ley de la gravedad bulle en el mar y se desliza en el río. La ley de la calidad poética la he encontrado en tu poema.

Un abrazo

Guillermo

Víctor Mallada Bayón. escribió:

José Manuel Sáiz escribió:LO BANAL DE CIERTOS ÍMPETUS


Duda la ola al llegar frente a la playa
dónde fundamentar su corto imperio.

Ariete de la mar y de su furia
se arma como soldado en la batalla
y arremete feroz contra la orilla.

Pero al punto parece arrepentirse
y retrocede allá por donde vino
topando con otra ola que la obliga
por misma vocación a ser tragada
como un bucle que roza lo caníbal.

Lo curioso de la ira es que no deja
vestigio de su oficio cuando para.

Aprendan del carácter de los ríos
que llegan mansamente al mar y tienen
nombre propio, trazado y un principio,
y es cristalina y dócil su agua dulce
y sereno su tránsito al destino.

--oOo--

No hay nada banal en este poema. Me ha gustado releerlo y contemplar cómo dejas destellos del buen hacer de poeta.

Preciosa, en particular la cadencia de la última estrofa,

Víctor

Gracias Víctor, amigo.
Un abrazo fuerte.
J. Manuel

Magnífica secuencia la de la ola, que se lanza con todo su ímpetu y no logra, sin embargo, lo que el río con su constancia. Un poema que me gusta mucho (como tuyo) y que he releído con verdadero placer.
Un abrazo.
Pepa