LA ESPALDA DE LA RUTINA
Publicado: Vie, 23 Mar 2012 0:41
Me perturba la impoluta palabra inconclusa,
como la oficialidad de los labios
cuando se les impone un beso.
Ella, mi pluma; femenina,
se desliza silenciosa
por el hueco rancio del hombre,
con sus aburridas cejas
siempre fruncidas de interrogantes
y mordiendo los antojos del pasado.
Antes que la tarde empiece agitanarse,
su tinta en filigranas
se pone a escribir.
No muy lejos de mi mente
se contonea un sentimiento
en el rezo litúrgico
que atraviesa la nuca de un poema.
Está llamado a la posteridad,
a ese exhibicionismo público
que profana a su musa.
Los poetas somos epostracismos
en el aire que
no malgastamos sabiduría,
porque somos una prematura muerte
haciéndole una circuncisión a la vida. Josè Manuel Acosta.
como la oficialidad de los labios
cuando se les impone un beso.
Ella, mi pluma; femenina,
se desliza silenciosa
por el hueco rancio del hombre,
con sus aburridas cejas
siempre fruncidas de interrogantes
y mordiendo los antojos del pasado.
Antes que la tarde empiece agitanarse,
su tinta en filigranas
se pone a escribir.
No muy lejos de mi mente
se contonea un sentimiento
en el rezo litúrgico
que atraviesa la nuca de un poema.
Está llamado a la posteridad,
a ese exhibicionismo público
que profana a su musa.
Los poetas somos epostracismos
en el aire que
no malgastamos sabiduría,
porque somos una prematura muerte
haciéndole una circuncisión a la vida. Josè Manuel Acosta.