MI CASA HA SALTADO POR LOS AIRES (rev)
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
-
- Mensajes: 2226
- Registrado: Mar, 21 Abr 2009 13:43
MI CASA HA SALTADO POR LOS AIRES (rev)
Mi casa ha saltado por los aires.
Fue anoche;
ocurrió mientras dormía plácidamente en mi cama,
soñando con verdes prados y arroyuelos cristalinos,
donde náyades radiantes leves como suave brisa
eran sumisas doncellas alimentadas por soles
de tibia luminiscencia
que doraban sus cabellos y daban lustre a su piel.
Entregado a sus deseos fui fiel a su voluntad.
Sus manos se recreaban con apasionado afán
en lujuriosas caricias por toda mi contextura.
Sus prietos senos turgentes se entregaban a mi albur.
Con sus lenguas lubricaban cada poro de mi piel,
y de su boca manaban mil gemidos anhelantes
de indescriptible deseo, delirio y excitación,
que en un tumulto creciente recorrían todos mis centros,
estremeciendo mi entraña convulsionando mi ser.
Pero un horrible estampido me hizo salir de ese edén.
Ante tal dantesco trance corrí desnudo entre llamas,
aunque dando mil traspiés.
Preso de la confusión desisto de salvar algo,
y a duras penas consigo meterme en mis pantalones,
donde al menos guarecer un poco mi dignidad,
y ocultar el patetismo de mi lasa exaltación.
Pero ante mí ya mis ojos solo observaban ruina
y absoluta destrucción.
Ya todas mis pertenencias alimentaban la entraña
de aquella imponente pira,
arrasadas por la ley de su insaciable avidez.
Todo en mí era aturdimiento,
angustia y desasosiego,
espanto y consternación,
pues impotente miraba consumirse sin remedio
los baúles y anaqueles;
urnas, cofres y escondrijos
donde guardé con desvelo cuanto tenía de valor.
Allí puse a buen recaudo las cosas que eran tan mías;
esas que yo tanto amé.
Apilé todos los días que aún conservaban los cielos
azules de mi memoria,
anhelos que no sacié,
mis ímpetus, mis flaquezas,
las arengas y soflamas que me sirvieron de aliento
en tiempos de postración;
mis delirios y prudencias,
mi cobardía y mi gabán.
También conservaba briznas de hierbas que no pisé,
mis redobles de tambor que anunciaban tempestades,
una isla con palmera donde suelo naufragar,
el polvo de los caminos de tantos que transité
y recorrí sin franquía sorteando cualquier traba,
regla, tasa o restricción.
Mis heridas mal curadas por tajos de ingratitud,
algunas hojas en blanco donde compilo mis obras,
esas que nunca empecé.
Las promesas que incumplí
hechizado por los cantos de seductivas sirenas,
y algún pliego de descargo
que siempre tengo guardado por evitar un litigio
dada mi infrahumanidad.
Los atajos que utilizo por donde desando el tiempo,
mis coronas y laureles.
mis coronas de papel.
Igualmente allí ocultaba un buen número de trajes
que nunca ya volví a usar:
uniformes de almirante,
vestimentas de bombero,
de pirata,
de astronauta,
de cow boy,
de spider man.
Todos allí colocados,
tal y como los dejé,
algo sucios por el uso sin lavar y sin planchar.
De igual forma allí guardé una guitarra sin cuerdas
con la que aprendí a tocar la música de mis himnos;
los remedios contra mí cuando acababa la noche,
cosas que quise haber sido pero no pudieron ser,
erráticas desmesuras no sometidas a pauta
en mis años de pifiar,
enigmas deshabitados donde siempre me encerré
cuando no hallaba respuestas,
mis secretas abyecciones que no cuento por pudor,
o por miedo al qué dirán;
la púrpura que guardaba de mis sublimes derrotas,
las nieves de aquel invierno que vi por primera vez.
Mis conatos de ser fiel, íntegro, probo y honesto,
mis primeras intentonas de andar en la cuerda floja,
mis primeros equilibrios sobre un trapecio y sin red,
y lágrimas que vertí por un adiós para siempre
que me dejaron penando con un desgarro por dentro
en un andén solitario de una desierta estación.
Pero esto está ya muy serio.
Noto cierta quemazón.
Ya voy sintiendo el aliento de la abrasadora flama
que indómita y turbulenta se ha obstinado chamuscar
hasta y las púdicas partes de mi recatada hombría,
ese lugar siempre oculto donde la espalda se ablanda,
poniendo en serio peligro lo que me queda de orgullo,
mi vercundia y pundonor.
Todo se consume ya
No hay nada que pueda hacer,
ni me queda otra elección que no sea la de escapar
corriendo lejos de aquí,
o de este tártaro vil no me libraré ni yo.
Néshor Olalla
P.O.M
-
- Mensajes: 29842
- Registrado: Mié, 09 Abr 2008 10:21
re: MI CASA HA SALTADO POR LOS AIRES (rev)
Abrazos
Pilar
-
- Mensajes: 14139
- Registrado: Sab, 25 Jun 2011 17:21
- Ubicación: Madrid
-
- Mensajes: 2226
- Registrado: Mar, 21 Abr 2009 13:43
Re: re: MI CASA HA SALTADO POR LOS AIRES (rev)
Pilar Morte escribió:Todo pasa del amor a un irremediable vencimiento. He disfrutado tus versos
Abrazos
Pilar
Gracias por asomarte, Pilar.
Abrazos
- Luna de Nos
- Mensajes: 4114
- Registrado: Vie, 18 Ene 2008 2:00
Re: MI CASA HA SALTADO POR LOS AIRES (rev)
Nésthor Olalla escribió:
Mi casa ha saltado por los aires.
Fue anoche;
ocurrió mientras dormía plácidamente en mi cama,
soñando con verdes prados y arroyuelos cristalinos,
donde náyades radiantes leves como suave brisa
eran sumisas doncellas alimentadas por soles
de tibia luminiscencia
que doraban sus cabellos y daban lustre a su piel.
Entregado a sus deseos fui fiel a su voluntad.
Sus manos se recreaban con apasionado afán
en lujuriosas caricias por toda mi contextura.
Sus prietos senos turgentes se entregaban a mi albur.
Con sus lenguas lubricaban cada poro de mi piel,
y de su boca manaban mil gemidos anhelantes
de indescriptible deseo, delirio y excitación,
que en un tumulto creciente recorrían todos mis centros,
estremeciendo mi entraña convulsionando mi ser.
Pero un horrible estampido me hizo salir de ese edén.
Ante tal dantesco trance corrí desnudo entre llamas,
aunque dando mil traspiés.
Preso de la confusión desisto de salvar algo,
y a duras penas consigo meterme en mis pantalones,
donde al menos guarecer un poco mi dignidad,
y ocultar el patetismo de mi lasa exaltación.
Pero ante mí ya mis ojos solo observaban ruina
y absoluta destrucción.
Ya todas mis pertenencias alimentaban la entraña
de aquella imponente pira,
arrasadas por la ley de su insaciable avidez.
Todo en mí era aturdimiento,
angustia y desasosiego,
espanto y consternación,
pues impotente miraba consumirse sin remedio
los baúles y anaqueles;
urnas, cofres y escondrijos
donde guardé con desvelo cuanto tenía de valor.
Allí puse a buen recaudo las cosas que eran tan mías;
esas que yo tanto amé.
Apilé todos los días que aún conservaban los cielos
azules de mi memoria,
anhelos que no sacié,
mis ímpetus, mis flaquezas,
las arengas y soflamas que me sirvieron de aliento
en tiempos de postración;
mis delirios y prudencias,
mi cobardía y mi gabán.
También conservaba briznas de hierbas que no pisé,
mis redobles de tambor que anunciaban tempestades,
una isla con palmera donde suelo naufragar,
el polvo de los caminos de tantos que transité
y recorrí sin franquía sorteando cualquier traba,
regla, tasa o restricción.
Mis heridas mal curadas por tajos de ingratitud,
algunas hojas en blanco donde compilo mis obras,
esas que nunca empecé.
Las promesas que incumplí
hechizado por los cantos de seductivas sirenas,
y algún pliego de descargo
que siempre tengo guardado por evitar un litigio
dada mi infrahumanidad.
Los atajos que utilizo por donde desando el tiempo,
mis coronas y laureles.
mis coronas de papel.
Igualmente allí ocultaba un buen número de trajes
que nunca ya volví a usar:
uniformes de almirante,
vestimentas de bombero,
de pirata,
de astronauta,
de cow boy,
de spider man.
Todos allí colocados,
tal y como los dejé,
algo sucios por el uso sin lavar y sin planchar.
De igual forma allí guardé una guitarra sin cuerdas
con la que aprendí a tocar la música de mis himnos;
los remedios contra mí cuando acababa la noche,
cosas que quise haber sido pero no pudieron ser,
erráticas desmesuras no sometidas a pauta
en mis años de pifiar,
enigmas deshabitados donde siempre me encerré
cuando no hallaba respuestas,
mis secretas abyecciones que no cuento por pudor,
o por miedo al qué dirán;
la púrpura que guardaba de mis sublimes derrotas,
las nieves de aquel invierno que vi por primera vez.
Mis conatos de ser fiel, íntegro, probo y honesto,
mis primeras intentonas de andar en la cuerda floja,
mis primeros equilibrios sobre un trapecio y sin red,
y lágrimas que vertí por un adiós para siempre
que me dejaron penando con un desgarro por dentro
en un andén solitario de una desierta estación.
Pero esto está ya muy serio.
Noto cierta quemazón.
Ya voy sintiendo el aliento de la abrasadora flama
que indómita y turbulenta se ha obstinado chamuscar
hasta y las púdicas partes de mi recatada hombría,
ese lugar siempre oculto donde la espalda se ablanda,
poniendo en serio peligro lo que me queda de orgullo,
mi vercundia y pundonor.
Todo se consume ya
No hay nada que pueda hacer,
ni me queda otra elección que no sea la de escapar
corriendo lejos de aquí,
o de este tártaro vil no me libraré ni yo.
Néshor Olalla
P.O.M
Puede ser que anteriormente lo haya leìdo? quiero decir, que luego de leerlo es uno de esos poemas que se recuerdan. Si no fue asì, he de decir Don Olalla, que màs allà del rico lèxico, la riqueza se palpa en la profundidad de muchos de los versos, de su sentido màs ìntimo.
Un placer leerlo nuevamente, reciba un abrazo, Luna.-
José Chapa
http://www.karikanfibolia.blogspot.com
http://www.elsolyanoeselsol.blogspot.com
-
- Mensajes: 2226
- Registrado: Mar, 21 Abr 2009 13:43
Guillermo Cuesta escribió:Un poema lleno de distintos fuegos nocturnos y noctámbulos. Esa es la magia de la poesía, que se pueden plasmar los sentimientos tanto si son de verdad como imaginativos.
Fue un placer leerte.
Mi abrazo
Guillermo
Gracias por pasar y por tu grato comentario, compañero.
Un saludo
-
- Mensajes: 154
- Registrado: Vie, 21 May 2010 0:42
- Ubicación: U.S.A.
-
- Mensajes: 15438
- Registrado: Dom, 11 May 2008 20:04
- Ubicación: Estados Unidos
- Contactar:
Re: MI CASA HA SALTADO POR LOS AIRES (rev)
Nésthor Olalla escribió:
Mi casa ha saltado por los aires.
Fue anoche;
ocurrió mientras dormía plácidamente en mi cama,
soñando con verdes prados y arroyuelos cristalinos,
donde náyades radiantes leves como suave brisa
eran sumisas doncellas alimentadas por soles
de tibia luminiscencia
que doraban sus cabellos y daban lustre a su piel.
Entregado a sus deseos fui fiel a su voluntad.
Sus manos se recreaban con apasionado afán
en lujuriosas caricias por toda mi contextura.
Sus prietos senos turgentes se entregaban a mi albur.
Con sus lenguas lubricaban cada poro de mi piel,
y de su boca manaban mil gemidos anhelantes
de indescriptible deseo, delirio y excitación,
que en un tumulto creciente recorrían todos mis centros,
estremeciendo mi entraña convulsionando mi ser.
Pero un horrible estampido me hizo salir de ese edén.
Ante tal dantesco trance corrí desnudo entre llamas,
aunque dando mil traspiés.
Preso de la confusión desisto de salvar algo,
y a duras penas consigo meterme en mis pantalones,
donde al menos guarecer un poco mi dignidad,
y ocultar el patetismo de mi lasa exaltación.
Pero ante mí ya mis ojos solo observaban ruina
y absoluta destrucción.
Ya todas mis pertenencias alimentaban la entraña
de aquella imponente pira,
arrasadas por la ley de su insaciable avidez.
Todo en mí era aturdimiento,
angustia y desasosiego,
espanto y consternación,
pues impotente miraba consumirse sin remedio
los baúles y anaqueles;
urnas, cofres y escondrijos
donde guardé con desvelo cuanto tenía de valor.
Allí puse a buen recaudo las cosas que eran tan mías;
esas que yo tanto amé.
Apilé todos los días que aún conservaban los cielos
azules de mi memoria,
anhelos que no sacié,
mis ímpetus, mis flaquezas,
las arengas y soflamas que me sirvieron de aliento
en tiempos de postración;
mis delirios y prudencias,
mi cobardía y mi gabán.
También conservaba briznas de hierbas que no pisé,
mis redobles de tambor que anunciaban tempestades,
una isla con palmera donde suelo naufragar,
el polvo de los caminos de tantos que transité
y recorrí sin franquía sorteando cualquier traba,
regla, tasa o restricción.
Mis heridas mal curadas por tajos de ingratitud,
algunas hojas en blanco donde compilo mis obras,
esas que nunca empecé.
Las promesas que incumplí
hechizado por los cantos de seductivas sirenas,
y algún pliego de descargo
que siempre tengo guardado por evitar un litigio
dada mi infrahumanidad.
Los atajos que utilizo por donde desando el tiempo,
mis coronas y laureles.
mis coronas de papel.
Igualmente allí ocultaba un buen número de trajes
que nunca ya volví a usar:
uniformes de almirante,
vestimentas de bombero,
de pirata,
de astronauta,
de cow boy,
de spider man.
Todos allí colocados,
tal y como los dejé,
algo sucios por el uso sin lavar y sin planchar.
De igual forma allí guardé una guitarra sin cuerdas
con la que aprendí a tocar la música de mis himnos;
los remedios contra mí cuando acababa la noche,
cosas que quise haber sido pero no pudieron ser,
erráticas desmesuras no sometidas a pauta
en mis años de pifiar,
enigmas deshabitados donde siempre me encerré
cuando no hallaba respuestas,
mis secretas abyecciones que no cuento por pudor,
o por miedo al qué dirán;
la púrpura que guardaba de mis sublimes derrotas,
las nieves de aquel invierno que vi por primera vez.
Mis conatos de ser fiel, íntegro, probo y honesto,
mis primeras intentonas de andar en la cuerda floja,
mis primeros equilibrios sobre un trapecio y sin red,
y lágrimas que vertí por un adiós para siempre
que me dejaron penando con un desgarro por dentro
en un andén solitario de una desierta estación.
Pero esto está ya muy serio.
Noto cierta quemazón.
Ya voy sintiendo el aliento de la abrasadora flama
que indómita y turbulenta se ha obstinado chamuscar
hasta y las púdicas partes de mi recatada hombría,
ese lugar siempre oculto donde la espalda se ablanda,
poniendo en serio peligro lo que me queda de orgullo,
mi vercundia y pundonor.
Todo se consume ya
No hay nada que pueda hacer,
ni me queda otra elección que no sea la de escapar
corriendo lejos de aquí,
o de este tártaro vil no me libraré ni yo.
Néshor Olalla
P.O.M
Quede atrapada en esta odisea subliminal. Imaginacion, Ritmo, punch. Excelente e inspirado trabajo, Nésthor. Te felicito!
ERA
- Josefa A. Sánchez
- Mensajes: 11443
- Registrado: Mar, 27 Nov 2007 21:33
- Ubicación: Bizkaia
- Rafel Calle
- Mensajes: 24379
- Registrado: Dom, 18 Nov 2007 18:27
- Ubicación: Palma de Mallorca
Hermoso trabajo, amigo Nésthor, donde relatas pros y contras, vicisitudes del fuego por las cenizas, aunque erupciones antológicas, no menos inquietantes, jajaja.
El poema es monométrico a base de hexadecasílabos simétricos bien cesurados.
El ritmo se pierde en algunos isostiquios por mor de las licencias a las que los sometes, por ejemplo, en la terminación “ía”, dos sílabas métricas que tú, en varias ocasiones, conviertes en una al aplicar la sinéresis. En otros versos, aplicas la sinalefa entre palabras que empiezan por tónica, lo cual vuelve a confundir la significación monométrica de la obra.
En fin, son pequeños detalles en un poema donde abundan los aciertos y que está muy bien tramado dentro de un desarrollo pintoresco y hermoso. Está claro que se te da muy bien el verso monométrico, se nota habilidad.
Ha sido un placer leerte. Felicidades por el poema.
Un cordial abrazo.
- Josefa A. Sánchez
- Mensajes: 11443
- Registrado: Mar, 27 Nov 2007 21:33
- Ubicación: Bizkaia
-
- Mensajes: 2226
- Registrado: Mar, 21 Abr 2009 13:43
Re: MI CASA HA SALTADO POR LOS AIRES (rev)
Luna de Nos escribió:Nésthor Olalla escribió:
Mi casa ha saltado por los aires.
Fue anoche;
ocurrió mientras dormía plácidamente en mi cama,
soñando con verdes prados y arroyuelos cristalinos,
donde náyades radiantes leves como suave brisa
eran sumisas doncellas alimentadas por soles
de tibia luminiscencia
que doraban sus cabellos y daban lustre a su piel.
Entregado a sus deseos fui fiel a su voluntad.
Sus manos se recreaban con apasionado afán
en lujuriosas caricias por toda mi contextura.
Sus prietos senos turgentes se entregaban a mi albur.
Con sus lenguas lubricaban cada poro de mi piel,
y de su boca manaban mil gemidos anhelantes
de indescriptible deseo, delirio y excitación,
que en un tumulto creciente recorrían todos mis centros,
estremeciendo mi entraña convulsionando mi ser.
Pero un horrible estampido me hizo salir de ese edén.
Ante tal dantesco trance corrí desnudo entre llamas,
aunque dando mil traspiés.
Preso de la confusión desisto de salvar algo,
y a duras penas consigo meterme en mis pantalones,
donde al menos guarecer un poco mi dignidad,
y ocultar el patetismo de mi lasa exaltación.
Pero ante mí ya mis ojos solo observaban ruina
y absoluta destrucción.
Ya todas mis pertenencias alimentaban la entraña
de aquella imponente pira,
arrasadas por la ley de su insaciable avidez.
Todo en mí era aturdimiento,
angustia y desasosiego,
espanto y consternación,
pues impotente miraba consumirse sin remedio
los baúles y anaqueles;
urnas, cofres y escondrijos
donde guardé con desvelo cuanto tenía de valor.
Allí puse a buen recaudo las cosas que eran tan mías;
esas que yo tanto amé.
Apilé todos los días que aún conservaban los cielos
azules de mi memoria,
anhelos que no sacié,
mis ímpetus, mis flaquezas,
las arengas y soflamas que me sirvieron de aliento
en tiempos de postración;
mis delirios y prudencias,
mi cobardía y mi gabán.
También conservaba briznas de hierbas que no pisé,
mis redobles de tambor que anunciaban tempestades,
una isla con palmera donde suelo naufragar,
el polvo de los caminos de tantos que transité
y recorrí sin franquía sorteando cualquier traba,
regla, tasa o restricción.
Mis heridas mal curadas por tajos de ingratitud,
algunas hojas en blanco donde compilo mis obras,
esas que nunca empecé.
Las promesas que incumplí
hechizado por los cantos de seductivas sirenas,
y algún pliego de descargo
que siempre tengo guardado por evitar un litigio
dada mi infrahumanidad.
Los atajos que utilizo por donde desando el tiempo,
mis coronas y laureles.
mis coronas de papel.
Igualmente allí ocultaba un buen número de trajes
que nunca ya volví a usar:
uniformes de almirante,
vestimentas de bombero,
de pirata,
de astronauta,
de cow boy,
de spider man.
Todos allí colocados,
tal y como los dejé,
algo sucios por el uso sin lavar y sin planchar.
De igual forma allí guardé una guitarra sin cuerdas
con la que aprendí a tocar la música de mis himnos;
los remedios contra mí cuando acababa la noche,
cosas que quise haber sido pero no pudieron ser,
erráticas desmesuras no sometidas a pauta
en mis años de pifiar,
enigmas deshabitados donde siempre me encerré
cuando no hallaba respuestas,
mis secretas abyecciones que no cuento por pudor,
o por miedo al qué dirán;
la púrpura que guardaba de mis sublimes derrotas,
las nieves de aquel invierno que vi por primera vez.
Mis conatos de ser fiel, íntegro, probo y honesto,
mis primeras intentonas de andar en la cuerda floja,
mis primeros equilibrios sobre un trapecio y sin red,
y lágrimas que vertí por un adiós para siempre
que me dejaron penando con un desgarro por dentro
en un andén solitario de una desierta estación.
Pero esto está ya muy serio.
Noto cierta quemazón.
Ya voy sintiendo el aliento de la abrasadora flama
que indómita y turbulenta se ha obstinado chamuscar
hasta y las púdicas partes de mi recatada hombría,
ese lugar siempre oculto donde la espalda se ablanda,
poniendo en serio peligro lo que me queda de orgullo,
mi vercundia y pundonor.
Todo se consume ya
No hay nada que pueda hacer,
ni me queda otra elección que no sea la de escapar
corriendo lejos de aquí,
o de este tártaro vil no me libraré ni yo.
Néshor Olalla
P.O.M
Puede ser que anteriormente lo haya leìdo? quiero decir, que luego de leerlo es uno de esos poemas que se recuerdan. Si no fue asì, he de decir Don Olalla, que màs allà del rico lèxico, la riqueza se palpa en la profundidad de muchos de los versos, de su sentido màs ìntimo.
Un placer leerlo nuevamente, reciba un abrazo, Luna.-
Gracias, querida. Tú si que sabes.
-
- Mensajes: 2226
- Registrado: Mar, 21 Abr 2009 13:43
-
- Mensajes: 250
- Registrado: Lun, 21 Ene 2008 7:22
-
- Mensajes: 130
- Registrado: Mar, 09 Mar 2010 14:08
- Ubicación: Al otro lado