Editorial Alaire

Cierta fría mañana vi una mujer,
Ah! Que hermosa era,
De ojos…¿azules, verdes, miel?
Cualquiera que fuera,
Le daban un aire misterioso esos ojos cambiantes.
Su cabello no se quedaba atrás,
Unos trozos lisos, otros ondulados,
Salvajes como la melena del león.
Sus labios parecían ser un candado,
De aquellos que celosamente ocultan tesoros,
Parecían guardar con recelo sus secretos.
No pude evitar seguir su contorno,
Un perfecto reloj de arena,
Combinado con un trasero de buen tamaño,
Una diosa a mis ojos.
Delicadamente levantó su mano izquierda,
Ahí tenía un diseño de un dragón tribal,
Armonizaba con su aire de indomable,
La observe como acariciaba el dragón
Casi como si sintiera orgullo de él.
Ah! Como deseaba penetrar su mente,
Conocer cada malicioso pensamiento,
Cada exquisito secreto que danzara dentro.
Continúe mirándola,
Memoricé cada movimiento que ejecutaba,
La vi verse de arriba abajo,
Una sonrisa curvó sus labios
Y un atisbo de emoción salto a sus efímeros ojos.
Esa emoción murió en poco tiempo,
Deje de ver el espejo donde yacía mi reflejo
Salí del baño,
Dejando atrás mi verdadero yo,
Aquel que se oculta ante todos los ojos…
Menos los mios.

A veces nos reflejamos en alguien con quien ni siquiera hemos hablado pero que transmite esas vibraciones que se nos hacen familiares. Tú lo has hecho con este poema.
Abrazos
Pilar

Gracias por tu comentario Pilar.
Besos
Paula

El desdoblamiento y el ensueño, la otredad como pretexto de este interesante poema.

Enfrentarse a uno mismo es un ejercicio que hay que hacer de vez en cuando. Una bella forma de contar este encuentro.
Un abrazo.
Pepa

Paula Tazzer escribió:Cierta fría mañana vi una mujer,
Ah! Que hermosa era,
De ojos…¿azules, verdes, miel?
Cualquiera que fuera,
Le daban un aire misterioso esos ojos cambiantes.
Su cabello no se quedaba atrás,
Unos trozos lisos, otros ondulados,
Salvajes como la melena del león.
Sus labios parecían ser un candado,
De aquellos que celosamente ocultan tesoros,
Parecían guardar con recelo sus secretos.
No pude evitar seguir su contorno,
Un perfecto reloj de arena,
Combinado con un trasero de buen tamaño,
Una diosa a mis ojos.
Delicadamente levantó su mano izquierda,
Ahí tenía un diseño de un dragón tribal,
Armonizaba con su aire de indomable,
La observe como acariciaba el dragón
Casi como si sintiera orgullo de él.
Ah! Como deseaba penetrar su mente,
Conocer cada malicioso pensamiento,
Cada exquisito secreto que danzara dentro.
Continúe mirándola,
Memoricé cada movimiento que ejecutaba,
La vi verse de arriba abajo,
Una sonrisa curvó sus labios
Y un atisbo de emoción salto a sus efímeros ojos.
Esa emoción murió en poco tiempo,
Deje de ver el espejo donde yacía mi reflejo
Salí del baño,
Dejando atrás mi verdadero yo,
Aquel que se oculta ante todos los ojos…
Menos los mios.

Interesante poema a la imagen personal frente el espejo. Doblemente interesante la ofuscada aparicion de "el yo verdadero" y oculto, irreconocible quiza. Te felicito por un sugerente poema.

Abrazos,
ERA

Jose
A veces es dificil verse en el espejo y no reconocerse.
Gracias por tus palabras

Pepa
Muchas gracias pepa.
Abrazos Paula

ERA
Muchas gracias por pasar a leer mis letras.
Besos Paula