Editorial Alaire

La mano del niño viola la montaña
o la vuela
como cometa extremidad o filo
que cose la piel a la herida
que arranca el mundo
del mundo.
Mano no sementera mano semilla digo.
Cuando el gigante cae eleva el labio
se sonríe
con toda la luz a la espalda.
El ancla partió en dos el fondo.
El mar era aritmética pura sonido del velo cuando exime al rostro
de una perpetuidad legible.
Sonoro don permanecer
estirpe de la onda
orín que va herrumbrando
el eje de la calma.
Piedra.
El niño tiene el pecho de barro
como el pedestal del hombre
caverna donde busca la ubre de sí mismo
el muerto sin memoria que a solas repetía:
"La claridad es un tumor y tú
te ciñes a sus haces
sedienta de un centro para darte sin mí
multiplicada por el deseo de abarcarme
sin que nos preceda otro nombre que el destino."
Al final una mujer.
Al principio una mujer.
La mano del niño va destripando los guantes de la edad
y preguntando:
"¿ Cuál es el color de haber amado
el terso espacio que hay entre las arrugas.?
Callos nudillos mesetas montes.
Ahí fue preludiándose el angosto ser que alumbrarás conmigo.
La turba promisoria de las grietas que abrirán paso a tu paso.
No te separes no cortes el hilo de la llama.
Necesito el dolor del fuego para saber la credencia del agua
la que no fluye y es ola y nunca arriba al cuenco de los ojos
que sólo tú me cerrarás
no sé cuándo ni dónde
pero sé que aquí y ahora."
La mano del niño vuelca la montaña.
La mano del niño crea el mundo.
La mano del niño
sana.

pedro arguedas ibáñez,

Amigo, estreno tu magnífica poesía...

te felicito

Me gustó


Un abrazo fuerte

Imágenes de tono profético que dejan huella. Puede que no tenga nada que ver, Pedro, pero me ha venido a la cabeza ciertos pasajes de las obras de Nietzsche. En cualquier caso es un trabajo excelente como todos los tuyos. Un abrazo.

Muchas gracias por tu lectura, un abrazo fuerte.

Gracias por tus palabras. La genalogía de la moral, la genealogía de los espejos. Siempre me obsesionó. Un abrazo.

Vuelvo a leer este poema Pedro, varias veces ya, me gusta mucho la idea que desarrollas, lo que trasmite a través de las manos del niño.
Destaco este verso:

El niño tiene el pecho de barro

Por todo lo que dice y la belleza que hay en él, inmensa.

Un abrazo

Sara

juiciosa deontología, expuesta con maestría e imágenes poéticas
impactantes

"No te separes no cortes el hilo de la llama"

un gusto querido amigo

te mando un fuerte abrazo

.

Siempre es un placer disfrutar de tus versos.
Desarrollo con maestría.


Un saludo.



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Muchas gracias por tus palabras, otra vez. Un fuerte abrazo.