Editorial Alaire

No volarán los ecos de septiembre a mi rostro.

La cueva ya no es un ojo grande, se ha vuelto
nido de manjar y anémonas. Mi habitación
se construye con oídos nocturnos, con radares
de música en la madrugada de un estío.

Pero la felicidad es algo tan simple como los escondrijos
del lobo blanco. Aquí tu huella de oscuros pantalones,
aquí la longevidad de las aceras con sus elipses y su ardor.

Y entremedias la claridad en las ramas de un viejo castaño,
y la piedra-casi siempre desnuda-y los fuegos de luz
sobre los narcisos, las margaritas, el rosal.

Hay puentes que saben a dulzor y ventanas que retornan
a la cicatriz como señales de invierno.

En tu bar y en el mío, los cuadros son rojos como un atardecer
de ninfas. Yo te respondo con mis alas sin gramática
y mis cuentos de nieve.

Atrás el oráculo de los trenes impone su ruta o su herida
de canción amorfa.

Devuelve mi firma al sol, que nadie pregunte por las palabras
sin horóscopo. La verdad es amplia como la sinergia
de los príncipes.

Yo no descubro la serpentina ni los bucles del misterio.
Estoy aquí, vivo como sombra, sin adornos ni lengua
ni senectud, desheredado como la metamorfosis de las
culebras, que aún te buscan.

Ramón, tu poesía es exquisita verdaderamente es un honor y un placer compartir contigo este sitio, publicaciones un verdadero honor, creo que eres uno de los poetas que mas respeto de este sitio, en verdad y justamente tu poesía tiene una altura lírica una musicalidad, me pongo de pie y te felicito eres un buen escritor y vas a dar que hablar.
javier

Tu adorno más preciso es esa incrustación de la metáfora en cada reflexión e intimidad del verso para que el lector, yo mismo. me sienta satisfecho.

Un abrazo

Guillermo

Podría detenerme en cada verso y hacer un poema, esa es la riqueza de tu palabra. Un gusto de lectura
Abrazos
Pilar

Ramón Carballal escribió:No volarán los ecos de septiembre a mi rostro.

La cueva ya no es un ojo grande, se ha vuelto
nido de manjar y anémonas. Mi habitación
se construye con oídos nocturnos, con radares
de música en la madrugada de un estío.

Pero la felicidad es algo tan simple como los escondrijos
del lobo blanco. Aquí tu huella de oscuros pantalones,
aquí la longevidad de las aceras con sus elipses y su ardor.

Y entremedias la claridad en las ramas de un viejo castaño,
y la piedra-casi siempre desnuda-y los fuegos de luz
sobre los narcisos, las margaritas, el rosal.

Hay puentes que saben a dulzor y ventanas que retornan
a la cicatriz como señales de invierno.

En tu bar y en el mío, los cuadros son rojos como un atardecer
de ninfas. Yo te respondo con mis alas sin gramática
y mis cuentos de nieve.

Atrás el oráculo de los trenes impone su ruta o su herida
de canción amorfa.

Devuelve mi firma al sol, que nadie pregunte por las palabras
sin horóscopo. La verdad es amplia como la sinergia
de los príncipes.

Yo no descubro la serpentina ni los bucles del misterio.
Estoy aquí, vivo como sombra, sin adornos ni lengua
ni senectud, desheredado como la metamorfosis de las
culebras, que aún te buscan.

Tu poesía no pasa indiferente. Se hace mandatoria. Admiro
la capacidad creativa, el recurso de imágenes y sobre todo lo abarcadora
que es. Cada poema es un pequeño universo y cada universo es algo grande.
Mis felicitaciones Ramón.

Abrazos.

lázaro.

¡Hermoso, Ramón!
Como siempre un excelente poema. Abrazos amigos.
Mario.

Ramón Carballal escribió:No volarán los ecos de septiembre a mi rostro.

La cueva ya no es un ojo grande, se ha vuelto
nido de manjar y anémonas. Mi habitación
se construye con oídos nocturnos, con radares
de música en la madrugada de un estío.

Pero la felicidad es algo tan simple como los escondrijos
del lobo blanco. Aquí tu huella de oscuros pantalones,
aquí la longevidad de las aceras con sus elipses y su ardor.

Y entremedias la claridad en las ramas de un viejo castaño,
y la piedra-casi siempre desnuda-y los fuegos de luz
sobre los narcisos, las margaritas, el rosal.

Hay puentes que saben a dulzor y ventanas que retornan
a la cicatriz como señales de invierno.

En tu bar y en el mío, los cuadros son rojos como un atardecer
de ninfas. Yo te respondo con mis alas sin gramática
y mis cuentos de nieve.

Atrás el oráculo de los trenes impone su ruta o su herida
de canción amorfa.

Devuelve mi firma al sol, que nadie pregunte por las palabras
sin horóscopo. La verdad es amplia como la sinergia
de los príncipes.

Yo no descubro la serpentina ni los bucles del misterio.
Estoy aquí, vivo como sombra, sin adornos ni lengua
ni senectud, desheredado como la metamorfosis de las
culebras, que aún te buscan.

Simplemente un bocado exquisito para los sentidos... Gracias poeta
angel.-

Un poema con mucha fuerza amigo Ramón, digo de tener en cuenta, un abrazo. Carmina.

La poesía es algo que sale de dentro y siempre nos acompaña como un fiel amigo.

Pues sí, Ramón. El poema es una delicia, tu poder metafórico inagotable, y tu capacidad de evocación admirable.

Un abrazo.

javierdicenzo80 escribió:Ramón, tu poesía es exquisita verdaderamente es un honor y un placer compartir contigo este sitio, publicaciones un verdadero honor, creo que eres uno de los poetas que mas respeto de este sitio, en verdad y justamente tu poesía tiene una altura lírica una musicalidad, me pongo de pie y te felicito eres un buen escritor y vas a dar que hablar.
javier

Gracias, Javier, por ser tan generoso. Te mando un abrazo.

Guillermo Cuesta escribió:Tu adorno más preciso es esa incrustación de la metáfora en cada reflexión e intimidad del verso para que el lector, yo mismo. me sienta satisfecho.

Un abrazo

Guillermo

Gracias, Guillermo, por tu amable comentario. Un abrazo.

Me encanta como escribes Ramón, creo que te lo he dicho en alguna ocasión pero no viene de más repetirlo.

Un abrazo.

Pilar Morte escribió:Podría detenerme en cada verso y hacer un poema, esa es la riqueza de tu palabra. Un gusto de lectura
Abrazos
Pilar

Gracias, Pilar, eres muy amable. Un abrazo.

Un placer transitar por el magnifico paisaje de tus metáforas. Aplausos.
Un abrazo.
Pepa