Editorial Alaire

Hubo algo que quisiste decirme mirándome a los ojos, pero nunca lo hiciste. Algo que pudo darme consuelo cuando ya te hubieras marchado, pero te marchaste sin decirlo y yo no tuve por mucho tiempo a que aferrarme. me hiciste aprender a vivir sin ti, sobreviviendo las tardes de frío, los segundos grises, las acciones sin causa, el absoluto devenir cotidiano, carente de ti. El cielo no es alto, ni bajo; está encima y debajo de nosotros al mismo tiempo, me has hecho realidad todos mis sueños, incluso hasta el cielo llovió, y te quedaste lo suficiente para alimentarme también las pesadillas, suficiente para vestirte de recuerdo y otras de olvido, el tiempo destiñó el brillo de tus ojos, ya no te sueño, no miro de reojo por los caminos esperando que aparezcas de nuevo, los lugares donde estuvimos se han cubierto de polvo, de pasado, de ausencia, pero ayer sin querer, estando en otros brazos, te nombré...