BREACH, Capítulo tres
Publicado: Mar, 24 Ene 2012 0:22
BREACHporE. R. Aristy
ASTRID
Las matemáticas poseen no sólo la verdad, sino cierta belleza suprema. Una belleza fría y austera, como la de una escultura.
Bertrand Russell
Capítulo tres
Las enfermedades a nivel celular siempre han generado mucho dinero. El gobierno se encarga de conducir iniciativas, supervisar, y aprobar fondos para éstas investigaciones. En el proyecto Astrid XX se dispuso de un saludable porcentaje de las recaudaciones recibidas para enfermedades como Sorcoidosis, LouGarian, y por supuesto la más temida de todas: Cáncer.
En la historia de la Alianza Robótica, como antiguamente se auto dominaba La MATRIX actual, se ha producido únicamente un cíborg viable. El previo proyecto Astrid XX fue un fracaso total a pesar de que en cuanto a estética, se lograra producir un modelo excelso. El factor X es cuestión del mismo diablo. En el caso de la génesis de Astrid XX se consiguió apenas avanzar la cirugía ortopédica con el desarrollo de músculos artificiales con la capacidad robótica de sentir en piernas artificiales, y claro, tiene gran valor, sobretodo en el campo de cirugía reconstructiva. Sin embargo, solamente sacaron del ”proyecto del siglo” 35 nuevos comprimidos. La industria farmacéutica que por más de dos décadas ejecutó una campaña agresiva de producción y ventas de comprimidos se vio adversamente afectada.
Los productos medicinales tópicos fueron el resultado directo del uso inapropiado de Astrid XX. Sin ningún mérito científico, ni protocolo, los miembros del equipo se turnaron en tener sexo con el modelo Astrid. El modelo no pasó a ser más que un objeto de asedio, de apuestas y jolgorios típicos de un burdel.
A excepción de Jean Paul De Labelle, quien realmente se enamoró de su belleza ideal como un adolescente, y de haber sido posible le hubiera fabricado un alma.
Decir que el proyecto Astrid XX no logró su propósito, es mentira. Lo cierto es que de no ser por las restricciones legales que gobiernan los experimentos de la MATRIX, se hubiera podido generar alta plata, y así recuperar en parte los trillones invertidos en su confección.
Andrẻ Luxemburgo, el más Viejo del equipo, sugirió que se le llamara “arte”, y que en vez de tenerla guardada como un maniquí en un hangar de Texas, como “arte” su valor aumentaría en múltiples formas. Quien pudiera comprarla no sólo adquiriría una obra maestra, pero se le garantizaría su puesto en la historia.
ASTRID
Las matemáticas poseen no sólo la verdad, sino cierta belleza suprema. Una belleza fría y austera, como la de una escultura.
Bertrand Russell
Capítulo tres
Las enfermedades a nivel celular siempre han generado mucho dinero. El gobierno se encarga de conducir iniciativas, supervisar, y aprobar fondos para éstas investigaciones. En el proyecto Astrid XX se dispuso de un saludable porcentaje de las recaudaciones recibidas para enfermedades como Sorcoidosis, LouGarian, y por supuesto la más temida de todas: Cáncer.
En la historia de la Alianza Robótica, como antiguamente se auto dominaba La MATRIX actual, se ha producido únicamente un cíborg viable. El previo proyecto Astrid XX fue un fracaso total a pesar de que en cuanto a estética, se lograra producir un modelo excelso. El factor X es cuestión del mismo diablo. En el caso de la génesis de Astrid XX se consiguió apenas avanzar la cirugía ortopédica con el desarrollo de músculos artificiales con la capacidad robótica de sentir en piernas artificiales, y claro, tiene gran valor, sobretodo en el campo de cirugía reconstructiva. Sin embargo, solamente sacaron del ”proyecto del siglo” 35 nuevos comprimidos. La industria farmacéutica que por más de dos décadas ejecutó una campaña agresiva de producción y ventas de comprimidos se vio adversamente afectada.
Los productos medicinales tópicos fueron el resultado directo del uso inapropiado de Astrid XX. Sin ningún mérito científico, ni protocolo, los miembros del equipo se turnaron en tener sexo con el modelo Astrid. El modelo no pasó a ser más que un objeto de asedio, de apuestas y jolgorios típicos de un burdel.
A excepción de Jean Paul De Labelle, quien realmente se enamoró de su belleza ideal como un adolescente, y de haber sido posible le hubiera fabricado un alma.
Decir que el proyecto Astrid XX no logró su propósito, es mentira. Lo cierto es que de no ser por las restricciones legales que gobiernan los experimentos de la MATRIX, se hubiera podido generar alta plata, y así recuperar en parte los trillones invertidos en su confección.
Andrẻ Luxemburgo, el más Viejo del equipo, sugirió que se le llamara “arte”, y que en vez de tenerla guardada como un maniquí en un hangar de Texas, como “arte” su valor aumentaría en múltiples formas. Quien pudiera comprarla no sólo adquiriría una obra maestra, pero se le garantizaría su puesto en la historia.