Editorial Alaire

A cualquiera de los amigos que puedan dejarme un día.



Bajo el almendro



Aún florece el almendro, pero creo
que sus flores no huelen como antes
y hay frutos de amargor entre sus hojas
que eran dulces ayer, cuando sentados
a su plácida sombra cada tarde
al final del paseo vespertino,
compartía en silencio nuestra charla,
nuestro mundo amigable de recuerdos.
El nido sigue allí, mas la calandria
que solía alegrarnos con su canto,
hace ya que voló, y nadie osa
invadir el lugar que ella dejara.
Sigue siendo refugio de gorriones,
de palomas torcaces y estorninos
que alborotan el aire con sus voces
y enmudecen de pronto si se posan.
Hay hileras de párvulas hormigas
escalando su tronco, mientras buscan
en su piel agrietada el alimento
de pulgones que a otro árbol se mudaron.
Siguen juntas las piedras que pusimos,
endurecido asiento confortable
donde encuentran reposo en ocasiones
estas piernas cansadas, esta mente
que te sigue buscando en los senderos,
en las puestas de sol, en las veredas
donde medra el tomillo florecido;
en el cierzo inaudible que te nombra
y que dice mi nombre sin hablarlo.

Te marchaste, mi amigo. Me dejaste
la sombra entristecida de un almendro,
una piedra vacía, soledades,
y un mundo ilimitado de silencios.




Mario.

Poemazo el que nos dejas. Los elementos naturales conforman el paisaje triste-dulce..., y rico, muy rico en humanos sentires. De aplausos. Mis abrazos de amigo.

Estupendos versos blancos en una elegía para alguien amigo que se fue y en homenaje futuro a los que puedan irse. En fin, las evocaciones de la gran elegía a Ramón Sijé, de M.Hernández, parecen inevitables. El huerto o el extremo del paseo, el almendro en flor o la higuera, el dolor por la ausencia y los recuerdos de placenteras conversaciones, todo estupendamente dicho y expresado, amigo Mario. Un abrazo.
Salud.

Mario Martínez escribió:A cualquiera de los amigos que puedan dejarme un día.



Bajo el almendro



Aún florece el almendro, pero creo
que sus flores no huelen como antes
y hay frutos de amargor entre sus hojas
que eran dulces ayer, cuando sentados
a su plácida sombra cada tarde
al final del paseo vespertino,
compartía en silencio nuestra charla,
nuestro mundo amigable de recuerdos.
El nido sigue allí, mas la calandria
que solía alegrarnos con su canto,
hace ya que voló, y nadie osa
invadir el lugar que ella dejara.
Sigue siendo refugio de gorriones,
de palomas torcaces y estorninos
que alborotan el aire con sus voces
y enmudecen de pronto si se posan.
Hay hileras de párvulas hormigas
escalando su tronco, mientras buscan
en su piel agrietada el alimento
de pulgones que a otro árbol se mudaron.
Siguen juntas las piedras que pusimos,
endurecido asiento confortable
donde encuentran reposo en ocasiones
estas piernas cansadas, esta mente
que te sigue buscando en los senderos,
en las puestas de sol, en las veredas
donde medra el tomillo florecido;
en el cierzo inaudible que te nombra
y que dice mi nombre sin hablarlo.

Te marchaste, mi amigo. Me dejaste
la sombra entristecida de un almendro,
una piedra vacía, soledades,
y un mundo ilimitado de silencios.




Mario.

de madera y de vida estos versos... Gracias por compartirlos. Un lujo de adiós....
-angel

Me recordó el título de tu poema a Enrique Jardiel Poncela, amigo Mario, aunque aquí no está Eloísa, sino unos magníficos versos y metafóricas y reales descripciones de buenos sentimientos y agradables compañías.

Disfruté de tu poema.

Un abrazo

Guillermo

Qué hermoso y emotivo poema lleno de recuerdos gratos y amigables, preñado de naturaleza viva en cada verso, esa que tanto me gusta. Un lujo leerte
Abrazos
Pilar

El impresionismo del Poema, que suele ser tu seña, nos lleva a esa soledad que el pensamiento acoge.

Y allí, al final, en esa "piedra vacía" se condensa toda la umbría del Poema.

Profundamente descriptivo, nos trasporta al sinlugar que nos espera.

Encantado de pasar por tus letras, un abrazo, amigo.

Y cómo me encanta y emociona cuando en un poema leo Amor por doquier, (aunque sea un poema triste) y más si está envuelto entre hermosas imágenes de esta naturaleza nuestra que nos rodea y en ocasiones no sabemos disfrutarla.

Es un poema muy emotivo, amigo Mario, me ha encantado. Un abrazo.

Mario bello y emotivo poema has escrito. Me gustó y lo disfruté leyendo

saludos

rafael

Gracias Gerardo, amigo mío, por dejarme tu cálida respuesta. Un abrazo.
Mario.

Todo un placer pasarme por este hermoso poema. Saludos cordiales.

Muy hermoso este recuerdo del amigo. Buen poema. Un abrazo.

Gracias, Julio, Angel, Guillermo, Pilar, Luis, Isabel, Rafael, Vicente y Ramón.
Me alegra mucho amigos míos que os haya gustado el poema. Un abrazo a todos.
Mario.

Nunca falta una sombra acogedora en nuestro corazon en la que cobijar el recuerdo de un amigo. Preciosos versos.
Un abrazo.
Pepa

Mario

dos excelentes elegías la de Julio y la tuya, con su estilo cada una. La de Julio más exaltada y la tuya de lectura más reposada y clásica.

Un abrazo