DESPUÉS QUE ELMUNDO SE HIZO.
Publicado: Vie, 06 Ene 2012 17:23
Quiso Dios como un capricho,
después que el mundo se hizo,
poner a su mundo un nicho
y el pensamiento en el piso.
Puso al hombre como quiso
a saltar de piedra en piedra,
¡Arrastro como una hiedra!
Sin punto fijo ni aviso.
Al principio aquel destino
sin importancia muy clara
puso en el hombre otra cara
y un fundamento divino.
Dios condoliente y alpino
en su máxima clemencia,
le buscó como una ciencia
el confort de otro camino:
casa, huerto y un espino,
desenlace inesperado:
una serpiente y al lado,
un arbolito prohibido.
Inocente y sin sentido
como el que sabe y no sabe,
iba el señor con su “llave”
cabizbajo y sin querer ,
ver la “herramienta” y sin ver ,
su conclusión y destino.
Ya cansado y sin saber,
de tal “palo y tal astilla”,
Dios también a la mujer,
la sacó de su costilla.
Y un buen día allá en su silla,
con sumo gusto y placer,
hizo que Adán de rodilla,
entendiera su deber:
“Nunca le dé de comer
al árbol de aquella loma,
ni tampoco la mujer,
que de la fruta le coma”.
Y en este punto se asoma,
la prevención y el saber,
no por gusto la paloma,
Dios la puso en la mujer.
Y es que Dios lo supo al fin,
sin la mentira que cabe.
¡Que la serpiente si sabe!
Entre el tallo y el jazmín,
puso en Adán una clave,
y en la mujer un llavín,
le dijo a Adán que su “llave”
no era un simple maletín.
Después que el mundo se hizo,
¿Cómo poblarlo hasta el fin?
Gracias a Dios que si lo sabe.
1/5/12
O. Llombart.
después que el mundo se hizo,
poner a su mundo un nicho
y el pensamiento en el piso.
Puso al hombre como quiso
a saltar de piedra en piedra,
¡Arrastro como una hiedra!
Sin punto fijo ni aviso.
Al principio aquel destino
sin importancia muy clara
puso en el hombre otra cara
y un fundamento divino.
Dios condoliente y alpino
en su máxima clemencia,
le buscó como una ciencia
el confort de otro camino:
casa, huerto y un espino,
desenlace inesperado:
una serpiente y al lado,
un arbolito prohibido.
Inocente y sin sentido
como el que sabe y no sabe,
iba el señor con su “llave”
cabizbajo y sin querer ,
ver la “herramienta” y sin ver ,
su conclusión y destino.
Ya cansado y sin saber,
de tal “palo y tal astilla”,
Dios también a la mujer,
la sacó de su costilla.
Y un buen día allá en su silla,
con sumo gusto y placer,
hizo que Adán de rodilla,
entendiera su deber:
“Nunca le dé de comer
al árbol de aquella loma,
ni tampoco la mujer,
que de la fruta le coma”.
Y en este punto se asoma,
la prevención y el saber,
no por gusto la paloma,
Dios la puso en la mujer.
Y es que Dios lo supo al fin,
sin la mentira que cabe.
¡Que la serpiente si sabe!
Entre el tallo y el jazmín,
puso en Adán una clave,
y en la mujer un llavín,
le dijo a Adán que su “llave”
no era un simple maletín.
Después que el mundo se hizo,
¿Cómo poblarlo hasta el fin?
Gracias a Dios que si lo sabe.
1/5/12
O. Llombart.