
¿Y el miedo?
De aquí, se quema el cementerio
del silencio, para llevarse
las manos cubiertas de piel del recuerdo,
de aquí, la isla se encuentra
con la carne, de sueños
en cuarteadoras a la luz de la locura,
en azul espejo sin los límites de la retina;
se quema en las sombras,
en las barrancas de la angustia,
en el asombro donde las calles terminan,
donde se borra el pensamiento,
la tarde de tantas mentiras,
la culpa cayendo
entre la conciencia y la lluvia de pesadillas
en la palidez de las horas
que ayer murieron con su desnudo;
se vive debajo del enemigo agazapado,
en las palabras no dichas,
en el temprano marcapasos del golpe
de azahares manchados,
en el mediodía donde el tiempo se detiene
quemando los altares de la valentía,
en la noche ronda al compás de la cuerda
y de la cama que se hace vieja
de esperar al descanso en la fatiga;
se muere de vivir muriendo
con uñas y lagañas,
se abre aunque nunca se había cerrado,
como la llama del callado infierno
echando las velas del alma,
en medio del cerillo de las tinieblas,
al grito y sudor
de las fragancias del miedo.