Tercera carta a Ratzinger
Publicado: Sab, 08 Mar 2008 10:47
"Los obispos españoles
son unos reaccionarios,
justo al contrario que Cristo."
Darío Fo, Premio Nobel 1997.
* * *
Hemos visto estos días
que su amigo del alma y cardenal, Rouco,
que en la intimidad habla con usted en alemán,
ha alcanzado el sillón que preside
a todos los obispos de España,
desplazando de él
al Obispo Blázquez, hombre de diálogo.
Y le escribo esta carta,
la última será seguramente
para elevar mi protesta
contra ese manejo tras la puerta
que usted y sus acólitos se traen
en esta iglesia que no es solamente suya.
Es mi tercera carta, que no espera respuesta
como tampoco tuvieron las primeras.
Hace unos treinta años le envié la primera
cuando usted se sentaba
en ese Tribunal de la Inquisición
y condenó al silencio a nuestro amigo
Leonardo Boff,, por ser él
un entregado amigo de los pobres.
Allí le devolví mi partida de bautismo
y usted no me contestó.
Mi segunda carta es de sólo unos meses
cuando usted pretendía
en su última encíclica”Spe salvi”
que toda la ciencia se humillara a su fe, la suya,
siempre que hubiera discrepancia.
Nos estaba pidiendo la renuncia
a nuestra condición de seres racionales,
contra las leyes de la naturaleza;
y usted no atendió a mis razones.
Usted, señor Ratzinger, no lee la correspondencia,
o no le importa nada lo que piensen los hombres;
está muy lejos de nosotros,
y tenemos la suerte de que Dios
está siempre más cerca
y Él conoce su auténtica ambición
y la nuestra.
* * *
son unos reaccionarios,
justo al contrario que Cristo."
Darío Fo, Premio Nobel 1997.
* * *
Hemos visto estos días
que su amigo del alma y cardenal, Rouco,
que en la intimidad habla con usted en alemán,
ha alcanzado el sillón que preside
a todos los obispos de España,
desplazando de él
al Obispo Blázquez, hombre de diálogo.
Y le escribo esta carta,
la última será seguramente
para elevar mi protesta
contra ese manejo tras la puerta
que usted y sus acólitos se traen
en esta iglesia que no es solamente suya.
Es mi tercera carta, que no espera respuesta
como tampoco tuvieron las primeras.
Hace unos treinta años le envié la primera
cuando usted se sentaba
en ese Tribunal de la Inquisición
y condenó al silencio a nuestro amigo
Leonardo Boff,, por ser él
un entregado amigo de los pobres.
Allí le devolví mi partida de bautismo
y usted no me contestó.
Mi segunda carta es de sólo unos meses
cuando usted pretendía
en su última encíclica”Spe salvi”
que toda la ciencia se humillara a su fe, la suya,
siempre que hubiera discrepancia.
Nos estaba pidiendo la renuncia
a nuestra condición de seres racionales,
contra las leyes de la naturaleza;
y usted no atendió a mis razones.
Usted, señor Ratzinger, no lee la correspondencia,
o no le importa nada lo que piensen los hombres;
está muy lejos de nosotros,
y tenemos la suerte de que Dios
está siempre más cerca
y Él conoce su auténtica ambición
y la nuestra.
* * *