Editorial Alaire

La madrugada enloquece
desgarrando la piel con sus miles de susurros.
El temor al silencio sube por tus piernas
jadeando con su aliento de invierno
y sus manos de fuego.

Desquiciante deseo que erosiona mis sueños
penetra tus impulsos con caricias frenéticas
que desnudan tus entrañas
hurgándote, escalándote, saboreándote...

Mientras en la sima del origen
se desgasta el vientre palpitando sueños
que eyaculan realidades parcas y verdades absolutas.
Inocencia prohibida, futilidad en las formas
que se mezclan indistintas sudando mares de lujuria.

¡Detona! la madrugada entre incipientes alaridos
y temblores exquisitos que laceran,
perpetrando diablos feraces y dioses ya perdidos
en las añales calendas de instintos escondidos
en un mundo temeroso y sin sonido

en un tiempo donde el hambre por tu carne
usa un antifaz sin nombre
y la sed por tus gemidos
es un lamento prohibido.

Soy el deseo del destino tatuado en el infinito,
soy la daga que penetra tus temores,
tus codicias, tus sueños y tus rincones
en la faz de lo prohibido,
con el pecho hecho jirones.

K

Un poema repleto de sensualidad, la fuerza del deseo puede con casi todo. Me gustó leer tu poema. Saludos cordiales.