Editorial Alaire

La inocencia no tiene nada que temer.
Jean Baptiste Racine


Hay días tristes como el mes de Marzo
donde no juegan ni los caballos.
Hay noche de dos
lunas que brillan en mi rostro,
hay preguntas que no saben
que se cuelgan en
las alas de los ángeles.

Raulito es el niño
más listo de mi cuadra,
ayer me preguntó donde quedaba el cielo.
Su padre Aurelio que
trabaja en el cementerio
y se echa en sus
espaldas un par de féretros
o se come de un
tirón el resto de una vaca,
pero no tiene huevos
para explicarle a
Raulito donde le queda el cielo.

Esa mañana le preguntó donde quedaba porque extrañaba
a su mamá porque él no sabe
cuanta azúcar lleva
la leche cuando hierve
porque su tía Nana le dijo, a su hijo más chiquito
que ella estaba allá - donde tu sabes-.

Ayer por la tarde le preguntó otra vez
donde quedaba el cielo
y él como un toro de pelo en pecho redujo sus huesos
para caber en la palmita de su mano.

Esa dichosa tarde estaba todo cerrado
(y no se abre esta maldita tierra pa' que me trague)
y tuvo que decirle a su niño Raulito
que los domingo, el
cielo no abre.


lázaro

lazaro Habana escribió:



La inocencia no tiene nada que temer.
Jean Baptiste Racine


Hay días tristes como el mes de Marzo
donde no juegan ni los caballos.
Hay noche de dos
lunas que brillan en mi rostro,
hay preguntas que no saben
que se cuelgan en
las alas de los ángeles.

Raulito es el niño
más listo de mi cuadra,
ayer me preguntó donde quedaba el cielo.
Su padre Aurelio que
trabaja en el cementerio
y se echa en sus
espaldas un par de féretros
o se come de un
tirón el resto de una vaca,
pero no tiene huevos
para explicarle a
Raulito donde le queda el cielo.

Esa mañana le preguntó donde quedaba porque extrañaba
a su mamá porque él no sabe
cuanta azúcar lleva
la leche cuando hierve
porque su tía Nana le dijo, a su hijo más chiquito
que ella estaba allá - donde tu sabes-.

Ayer por la tarde le preguntó otra vez
donde quedaba el cielo
y él como un toro de pelo en pecho redujo sus huesos
para caber en la palmita de su mano.

Esa dichosa tarde estaba todo cerrado
(y no se abre esta maldita tierra pa' que me trague)
y tuvo que decirle a su niño Raulito
que los domingo, el
cielo no abre.


lázaro

A veces un poema nos atrapa por el comienzo, otras por su desarrollo, otras por el final. En este caso, cada una de esas 'partes' atrapan y el final es sì, tal vez, lo màs contundente y lleno de significado.
Un placer leerte Làzaro, una vez màs, Luna.-

Lindo, bello el poema y maravilloso el mensaje a la par que dulce y poético.

Disfruté de la inocencia de Raulito y de tu magnífica poesía.

Un abrazo

Guillermo

Al terminar de leer este poema, mi exclamación: Uff, ¡qué belleza!
Gracias por este obsequio colmado de sentido, sentimiento, verdad, elocuencia y armonía. Gracias poeta.
Un abrazo

Todo nino deberia tener su Lazaro- poeta con quien conversar. Lo mas cercano a un angel es la empatia que podamos sentir por los demas, las historias que podamos contar de ellos y el silencio quiza que guarda nuestro propio dolor. Siempre me conmueves. Abrazos,
ERA