Editorial Alaire

Isabel Moncayo escribió:Cae la lluvia repentina y lenta en esta tarde de Noviembre,
se desliza como una música tenue y desmayada.
Al abrir la ventana siento el goteo sereno
que me envuelve en aromas de tierra mojada.
Me acompaña el Calanchoe de flores blancas,
como tu sonrisa, que se empeña en sobrevivir
brotando esquejes de sueños perseverantes;
recibo en mi frente el frescor del aire
y pienso en tus labios que me susurran al oído
ternuras o diabluras sin recato.
Si miro al Cielo, siento que tus manos son de nube
que hacen mohines en mi espalda,
y con una enredas estrellas en mi pelo
mientras la otra ciñe fuerte mis miedos de madrugada;
y me atrapas, me atrapa tu mirada sostenida,
con esa mansedumbre de seducción indolora
que acostumbran tus pestañas.
Mi pulso se acelera despertando una sonrisa amable
que flota enamorada entre la lluvia y va arreciando
al igual que los latidos de mi corazón.
En todo lo que me rodea estás (brote tierno, persistes)
incluso en la niebla que a lo lejos intenta ocultar los paisajes
invadiéndolos de un blanquecino imprevisible,
como lo es también tu amor cuando se derrama lluvia pulcra,
y me vence, me cala, porque estás,
estás siempre con tu silbo, amor, siempre.

Cae la lluvia repentina y lenta en esta tarde de Noviembre.

*

Guillermo Cuesta escribió:Es más gratidicante contemplar la lluvia que la sequía ruinosa.
Y se hace placentera contemplarla a traves de tu magnífico poema
tan bien descrita que gotea el agua por los ojos.

Un abrazo

Guillermo

Pablo Ibáñez escribió:Isabel,

Muy bonita esta prosa poética. Con esa ternura tuya describiendo el amor y la lluvia del norte mojándolo todo.

Un abrazo.

Isabel Moncayo escribió:


Cae la lluvia repentina y lenta en esta tarde de Noviembre.

*

Marisa Peral escribió:

Isabel Moncayo escribió:



Cae la lluvia repentina y lenta en esta tarde de Noviembre.

*

Una deliciosa lluvia de noviembre, Isabel, a mi no me parece que hables de ausencias, sino de un amor tierno y siempre presente y esa lluvia del norte que casi me ha salpìcado.
Me encanta.
Abrazos.

Isabel Moncayo escribió:Cae la lluvia repentina y lenta en esta tarde de Noviembre,
se desliza como una música tenue y desmayada.
Al abrir la ventana siento el goteo sereno
que me envuelve en aromas de tierra mojada.
Me acompaña el Calanchoe de flores blancas,
como tu sonrisa, que se empeña en sobrevivir
brotando esquejes de sueños perseverantes;
recibo en mi frente el frescor del aire
y pienso en tus labios que me susurran al oído
ternuras o diabluras sin recato.
Si miro al Cielo, siento que tus manos son de nube
que hacen mohines en mi espalda,
y con una enredas estrellas en mi pelo
mientras la otra ciñe fuerte mis miedos de madrugada;
y me atrapas, me atrapa tu mirada sostenida,
con esa mansedumbre de seducción indolora
que acostumbran tus pestañas.
Mi pulso se acelera despertando una sonrisa amable
que flota enamorada entre la lluvia y va arreciando
al igual que los latidos de mi corazón.
En todo lo que me rodea estás (brote tierno, persistes)
incluso en la niebla que a lo lejos intenta ocultar los paisajes
invadiéndolos de un blanquecino imprevisible,
como lo es también tu amor cuando se derrama lluvia pulcra,
y me vence, me cala, porque estás,
estás siempre con tu silbo, amor, siempre.

Cae la lluvia repentina y lenta en esta tarde de Noviembre.

*

Isabel Moncayo escribió:Cae la lluvia repentina y lenta en esta tarde de Noviembre,
se desliza como una música tenue y desmayada.
Al abrir la ventana siento el goteo sereno
que me envuelve en aromas de tierra mojada.
Me acompaña el Calanchoe de flores blancas,
como tu sonrisa, que se empeña en sobrevivir
brotando esquejes de sueños perseverantes;
recibo en mi frente el frescor del aire
y pienso en tus labios que me susurran al oído
ternuras o diabluras sin recato.
Si miro al Cielo, siento que tus manos son de nube
que hacen mohines en mi espalda,
y con una enredas estrellas en mi pelo
mientras la otra ciñe fuerte mis miedos de madrugada;
y me atrapas, me atrapa tu mirada sostenida,
con esa mansedumbre de seducción indolora
que acostumbran tus pestañas.
Mi pulso se acelera despertando una sonrisa amable
que flota enamorada entre la lluvia y va arreciando
al igual que los latidos de mi corazón.
En todo lo que me rodea estás (brote tierno, persistes)
incluso en la niebla que a lo lejos intenta ocultar los paisajes
invadiéndolos de un blanquecino imprevisible,
como lo es también tu amor cuando se derrama lluvia pulcra,
y me vence, me cala, porque estás,
estás siempre con tu silbo, amor, siempre.

Cae la lluvia repentina y lenta en esta tarde de Noviembre.

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