Melancolía (égoglas muertas)
Publicado: Mié, 05 Mar 2008 19:52
Melancolía (égoglas muertas)
Hoy vine, Orfeo ya pálido, a callar ronco
los brotes últimos del viento del Bóreas muerto,
melancolía eterna en ojos de aluvión
de rosas violeta pendiendo de un ciprés en el tronco,
de áridas cosechas de olvido en el huerto
de Samaria, donde duerme del mar una canción.
Hoy vine ya vencido de una estrella colgado,
de allí en donde enmudecen mis sueños
de poeta al ver ya callado mi negro laúd,
donde de borrascas un cielo arrastrado
enciendo de auroras del alma los leños,
cuyas chispas me abaten cual inmenso alud.
Hoy vine cual sol a blanquear la arboleda,
alba sonrojada que de pétalos viste,
tardes de blanco mar en los prados del cielo;
que de florcillas coronan pálida alameda,
gastados inciensos de un mago negro triste
cuyas lánguidas alas bogan en raudo vuelo.
¡Hoy vine, desahuciado viajero,
a callar inmensas oleadas de llanto
pero aún anhelando lívidos ríos quedan,
olas que se pierden en azules de un velero
cuyo adiós semeja de sirena un canto,
inhóspitos mares que al alma llorar puedan!
Y así como vine fui, para ahogarme
en las negras riberas de atroz silencio
donde lunas ante el poniente también lloran;
mártir sin vida que atina a desangrarme,
Circe de cartón en un cielo de incienso
muerto que a los blancos lirios sus cabellos dora.
Hoy ya no soy, destello gris de alba muerta
que en los negros campos cosecha alabastros,
ni tenue aurora que en la ciénaga calla:
soy pálido estío que cerró su puerta,
dejando en Circeto de mi sombra los astros.
E..N.R.D
23/06/2007
Hoy vine, Orfeo ya pálido, a callar ronco
los brotes últimos del viento del Bóreas muerto,
melancolía eterna en ojos de aluvión
de rosas violeta pendiendo de un ciprés en el tronco,
de áridas cosechas de olvido en el huerto
de Samaria, donde duerme del mar una canción.
Hoy vine ya vencido de una estrella colgado,
de allí en donde enmudecen mis sueños
de poeta al ver ya callado mi negro laúd,
donde de borrascas un cielo arrastrado
enciendo de auroras del alma los leños,
cuyas chispas me abaten cual inmenso alud.
Hoy vine cual sol a blanquear la arboleda,
alba sonrojada que de pétalos viste,
tardes de blanco mar en los prados del cielo;
que de florcillas coronan pálida alameda,
gastados inciensos de un mago negro triste
cuyas lánguidas alas bogan en raudo vuelo.
¡Hoy vine, desahuciado viajero,
a callar inmensas oleadas de llanto
pero aún anhelando lívidos ríos quedan,
olas que se pierden en azules de un velero
cuyo adiós semeja de sirena un canto,
inhóspitos mares que al alma llorar puedan!
Y así como vine fui, para ahogarme
en las negras riberas de atroz silencio
donde lunas ante el poniente también lloran;
mártir sin vida que atina a desangrarme,
Circe de cartón en un cielo de incienso
muerto que a los blancos lirios sus cabellos dora.
Hoy ya no soy, destello gris de alba muerta
que en los negros campos cosecha alabastros,
ni tenue aurora que en la ciénaga calla:
soy pálido estío que cerró su puerta,
dejando en Circeto de mi sombra los astros.
E..N.R.D
23/06/2007