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DELIRIO DE LA SOMBRA

Publicado: Dom, 23 Oct 2011 18:13
por Ana Muela Sopeña
A Olga Orozco y Alejandra Pizarnik, unidas por la palabra

El delirio de la sombra
me llevó por el cuerpo desolado
hacia una oscura playa, con la piel elegida por desiertos.

Pero yo sólo quise estar
en la noche de huesos y cenizas,
atrapar el vacío en la palabra.

Las sábanas de niebla
animaron en mí la luna roja.
En el asombro oculto
de una señal de fuego
asumí que el abismo era un castigo,
pero lo convertí en palabra escrita.

Una niña asustada me impulsó
a descubrir el túnel de la muerte
en medio de la vida y sus mareas.

La huérfana perdida en territorios
de abanicos mojados
me permitió sentir toda tu luz.

Alumbré en mis diarios la conciencia
que me incapacitaba para ser
una mujer común, no complicada.
Supe en la adolescencia
que mi mundo sería diferente.

La ráfaga de luz de tus poemas
me deslumbró en los días tormentosos,
por eso te compuse aquellos versos
para inmortalizar tu puerta al numen.

Los juguetes de infancia
me hicieron comprender
que las niñas eternas pagan siempre
con la pena infinita su osadía.

El alfabeto antiguo del poema
te eligió como fuente inagotable
de inspiración en círculos caducos.

Quizá sea verdad,
porque siempre viví del otro lado,
en el margen de un limbo destruido,
en el límite abierto de la nada...


Ana Muela Sopeña

Letra normal: Diálogo que adjudico a Olga Orozco
Letra cursiva: Diálogo que adjudico a Alejandra Pizarnik


*****

Un poema de Alejandra Pizarnik dedicado a Olga Orozco

TIEMPO

A Olga Orozco

Yo no sé de la infancia
más que un miedo luminoso
y una mano que me arrastra
a mi otra orilla.
Mi infancia y su perfume
a pájaro acariciado.


Alejandra Pizarnik

*****

Un poema de Olga Orozco dedicado a Alejandra Pizarnik

PAVANA DEL HOY PARA UNA INFANTA DIFUNTA QUE AMO Y LLORO

A Alejandra Pizarnik

Pequeña centinela,
caes una vez más por la ranura de la noche
sin más armas que los ojos abiertos y el terror
contra los invasores insolubles en el papel en blanco.
Ellos eran legión.
Legión encarnizada era su nombre
y se multiplicaban a medida que tú te destejías hasta el último hilván,
arrinconándote contra las telarañas voraces de la nada.
El que cierra los ojos se convierte en morada de todo el universo.
El que los abre traza las fronteras y permanece a la intemperie.
El que pisa la raya no encuentra su lugar.
Insomnios como túneles para probar la inconsistencia de toda realidad;
noches y noches perforadas por una sola bala que te incrusta en lo oscuro,
y el mismo ensayo de reconocerte al despertar en la memoria de la muerte:
esa perversa tentación,
ese ángel adorable con hocico de cerdo.
¿Quién habló de conjuros para contrarrestar la herida del propio nacimiento?
¿Quién habló de sobornos para los emisarios del propio porvenir?
Sólo había un jardín: en el fondo de todo hay un jardín
donde se abre la flor azul del sueño de Novalis.
Flor cruel, flor vampira,
más alevosa que la trampa oculta en la felpa del muro
y que jamás se alcanza sin dejar la cabeza o el resto de la sangre en el umbral.
Pero tú te inclinabas igual para cortarla donde no hacías pie,
abismos hacia adentro.
Intentabas trocarla por la criatura hambrienta que te deshabitaba.
Erigías pequeños castillos devoradores en su honor;
te vestías de plumas desprendidas de la hoguera de todo posible paraíso;
amaestrabas animalitos peligrosos para roer los puentes de la salvación;
te perdías igual que la mendiga en el delirio de los lobos;
te probabas lenguajes como ácidos, como tentáculos,
como lazos en manos del estrangulador.
¡Ah los estragos de la poesía cortándote las venas con el filo del alba,
y esos labios exangües sorbiendo los venenos de la inanidad de la palabra!
Y de pronto no hay más.
Se rompieron los frascos.
Se astillaron las luces y los lápices.
Se degarró el papel con la desgarradura que te desliza en otro
laberinto.
Todas las puertas son para salir.
Ya todo es el revés de los espejos.
Pequeña pasajera,
sola con tu alcancía de visiones
y el mismo insoportable desamparo debajo de los pies:
sin duda estás clamando por pasar con tus voces de ahogada,
sin duda te detiene tu propia inmensa sombra que aún te sobrevuela en busca de otra,
o tiemblas frente a un insecto que cubre con sus membranas todo el caos,
o te amedrenta el mar que cabe desde tu lado en esta lágrima.
Pero otra vez te digo,
ahora que el silencio te envuelve por dos veces en sus alas como un manto:
en el fondo de todo jardín hay un jardín.
Ahí está tu jardín,
Talita cumi.


Olga Orozco

re: DELIRIO DE LA SOMBRA

Publicado: Dom, 23 Oct 2011 19:16
por Pilar Morte
Un completo y estudiado diálogo el que nos presentas. Lo he disfrutado. Gracias por compartirlo
Abrazos
Pilar

re: DELIRIO DE LA SOMBRA

Publicado: Dom, 23 Oct 2011 20:01
por Mario Martínez
Hermoso, Ana, ese diálogo que nos dejas, amiga mía.
Bien escrito y con un excelente reflejo de las letras de aquellas que intentas homenajear.
Siempre es un placer leerte. Abrazos.
Mario.

re: DELIRIO DE LA SOMBRA

Publicado: Dom, 23 Oct 2011 20:04
por Ramón Ataz
Buenísimo, Ana. No tiene desperdicio este diálogo. Destaco, de entre las muchas estrofas afortunadas de este poema la siguiente, perfecta muestra de la calidad de estos versos

Los juguetes de infancia
me hicieron comprender
que las niñas eternas pagan siempre
con la pena infinita su osadía.

Un abrazo y enhorabuena por el poema.

Publicado: Dom, 23 Oct 2011 20:47
por Josefa A. Sánchez
Emocionante el dialogo y magnifica la complementación que haces con los versos de las dos autoras homenajeadas. Ha sido un inmenso placer estar.
Un abrazo.
Pepa

Publicado: Dom, 23 Oct 2011 23:48
por Cecilia Martos
Un gran trabajo el tuyo querida amiga, ese dialogo de dos grandes poetas de la historia, muy bien conformado, me quedo con estos versos.

Los juguetes de infancia
me hicieron comprender
que las niñas eternas pagan siempre
con la pena infinita su osadía.


Un placer leerte, querida Ana, recibe mi abrazo enorme desde México.

Cecilia

Publicado: Lun, 24 Oct 2011 18:33
por Nadia Conde
Muy lindo Ana. Un gusto enorme haber leído tan bellos poemas. Felicitaciones.

Publicado: Lun, 24 Oct 2011 23:40
por Arturo Juárez Muñoz
Ana, siempre Ana:
¡Siempre me sorprendes!
No había tenido el gusto de leerte bajo esta estructura.
¡Hermosa, sólida, magistral!

Por otra parte, es un placer contemplar tu amorosa entrega para dos personas, que asumo, son muy importantes en tu vida.

Te soy sincero, me llena de inmensa alegría descubrirte y re-descubrirte en cada tema.
Un beso:
Arturo

Publicado: Mar, 25 Oct 2011 21:05
por Armando del Río
Un estupendo trabajo, me ha gustado mucho, Ana. Felicitaciones.