Editorial Alaire

Si coincidiesen nuestras manos, nuestros dedos
y fugaz el arrojo incontenible despertara nuestros
íntimos deseos, al acecho del roce placentero de tus
uñas cabalgando en las falanges de mis dedos,
desbocándose en las líneas de la palma
de estas manos descarnadas que te ofrezco.

sin reproches
sin cumplidos
sin prejuicios
sin testigos
ni alusiones pretenciosas,
sin mordazas.

Si coincidiesen nuestras manos, nuestros dedos
dibujarían un corazón en el lienzo de nuestra cabellera
alborotada y danzarían en la noche de
mi pelo, bajo la luna que se oculta en tu mirada.

Sube de la Sala de Espera.

Me quedo con la última estrofa. Un placer pasar por tus versos
Abrazos
Pilar

Hola Américo.
Lo leo como una mezcla de poesía y prosa poética, más que nada por algunos encabalgamientos
poco usuales, pero la lectura es fluida y bella y las imágenes afortunadas. Un placer leerte, amigo mío. Un abrazo.
Mario.

Tengo como un fetichismo de las manos, así que podrás imaginarte que me ha gustado mucho este poema en que las manos son el artilugio que genera la magia del amor. Un gusto estar.
Un abrazo.
Pepa