Editorial Alaire

No recuerdo el calor de su ropa, pero si la noche gris
de los espejos. Y aquella humedad que teñía los semáforos
de caléndulas y nieve.

Me habló como quien abre las persianas al horizonte
y en el maquillaje de los astros yo aprendí su gimnasia
o su porvenir.

No es la ciudad el eclipse de las mariposas, no es la cruz
del verso el rostro que anticipa la verdad de un labio.

Sé su nombre y conozco la estrategia de los huesos, la arquitectura
inmortal de su esgrima.

Ella vendrá como un alguacil que ambiciona el eco de las clámides,
su inquieta transparencia.

Amé su vestido rojo y sus pantys de licra. Me dio la fisura de un pecho,
la tardanza de la lengua, los ojos que devoran la siniestra efigie.

Recuerdo los pantanos de la música y aquella doctrina que el ardid
aprendió bajo pirámides sin sol, en la cicatriz de una juventud insomne.

Lo que hoy es mi memoria.

Me siento, al leerte, bautizada en la ciudad con todos los obstáculos y alegrías. Buen poema, como siempre. Caray, qué bien escribes.
Abrazos
Pilar

Ramón Carballal escribió:
Recuerdo los pantanos de la música y aquella doctrina que el ardid
aprendió bajo pirámides sin sol, en la cicatriz de una juventud insomne.

Lo que hoy es mi memoria.

Como siempre, un regalo tus poemas, gracias por ellos.
Un abrazo.

Una memoria bien ambientada de presente y de realidad para
poner en el verso lo que la razón siente y el corazón recuerda
¿o sería mejor al revés? De cada cual depende.

Un abrazo

Guillermo

Ramón Carballal escribió:No recuerdo el calor de su ropa, pero si la noche gris
de los espejos. Y aquella humedad que teñía los semáforos
de caléndulas y nieve.

Me habló como quien abre las persianas al horizonte
y en el maquillaje de los astros yo aprendí su gimnasia
o su porvenir.

No es la ciudad el eclipse de las mariposas, no es la cruz
del verso el rostro que anticipa la verdad de un labio.

Sé su nombre y conozco la estrategia de los huesos, la arquitectura
inmortal de su esgrima.

Ella vendrá como un alguacil que ambiciona el eco de las clámides,
su inquieta transparencia.

Amé su vestido rojo y sus pantys de licra. Me dio la fisura de un pecho,
la tardanza de la lengua, los ojos que devoran la siniestra efigie.

Recuerdo los pantanos de la música y aquella doctrina que el ardid
aprendió bajo pirámides sin sol, en la cicatriz de una juventud insomne.

Lo que hoy es mi memoria.

De admirar y recordar ! Tu poesía se vuelve plena de colores
cuando dibujas magistarlmente con sublimes versos..
Muy bueno Ramón


abrazos


lázaro

Pilar Morte escribió:Me siento, al leerte, bautizada en la ciudad con todos los obstáculos y alegrías. Buen poema, como siempre. Caray, qué bien escribes.
Abrazos
Pilar

Gracias, Pilar, siempre es una alegría verte por mis letras. Un abrazo.

Pues ojalá que esa memoria tuya siempre esté pletórica y vívida para que nos sigas deleitando con tus espléndidos poemas, otro que me ha subyugado, un abrazo

Un gusto sumergirse en esta tu memoria que viertes en hermosos versos.
Un abrazo.
Pepa

Marisa Peral escribió:

Ramón Carballal escribió:
Recuerdo los pantanos de la música y aquella doctrina que el ardid
aprendió bajo pirámides sin sol, en la cicatriz de una juventud insomne.

Lo que hoy es mi memoria.

Como siempre, un regalo tus poemas, gracias por ellos.
Un abrazo.

Gracias a ti, Marisa, por leerme y comentar. Un abrazo.

Excelente Ramón con imágenes bellísimas y sin estridencias. Además, es un poema menos denso que otros que he leído tuyos y, en mi opinión, esto le da más fluidez y soltura al verso. Salud.Pepe Junco

Guillermo Cuesta escribió:Una memoria bien ambientada de presente y de realidad para
poner en el verso lo que la razón siente y el corazón recuerda
¿o sería mejor al revés? De cada cual depende.

Un abrazo

Guillermo

Gracias, Guillermo, por tu lectura y comentario. Un abrazo.

Uno se puede esforzar en hacer un comentario lleno de sentido hacia tus poemas, pero cuando como hoy, llego cansado a casa y me siento un rato a leer en el foro y me encuentro con este gran poema, solo tengo ganas de disfrutarlo y dejar constancia de ello en un mensaje.

Un abrazo.

Un gusto deleitarme con este poema lleno de metáforas hermosas.
Un saludo cordial.

lazaro Habana escribió:

Ramón Carballal escribió:No recuerdo el calor de su ropa, pero si la noche gris
de los espejos. Y aquella humedad que teñía los semáforos
de caléndulas y nieve.

Me habló como quien abre las persianas al horizonte
y en el maquillaje de los astros yo aprendí su gimnasia
o su porvenir.

No es la ciudad el eclipse de las mariposas, no es la cruz
del verso el rostro que anticipa la verdad de un labio.

Sé su nombre y conozco la estrategia de los huesos, la arquitectura
inmortal de su esgrima.

Ella vendrá como un alguacil que ambiciona el eco de las clámides,
su inquieta transparencia.

Amé su vestido rojo y sus pantys de licra. Me dio la fisura de un pecho,
la tardanza de la lengua, los ojos que devoran la siniestra efigie.

Recuerdo los pantanos de la música y aquella doctrina que el ardid
aprendió bajo pirámides sin sol, en la cicatriz de una juventud insomne.

Lo que hoy es mi memoria.

De admirar y recordar ! Tu poesía se vuelve plena de colores
cuando dibujas magistarlmente con sublimes versos..
Muy bueno Ramón


abrazos


lázaro

Gracias, Lázaro, por tu generoso comentario. Un abrazo.

Cierto que tiene bellas imágenes este poema que has escrito. ya sabes que disfruto siempre con la lectura de tus vesros

saludos

rafael