Editorial Alaire

(William Bouguereau) Eos-Aurora


Amanece danzarina con sus dedos rosados
para reposar jazmines en los lechos.
Y sus piececillos de baladre correteando entre la hierba alta,
muy alta,
tan alta que casi no puedes verla,
apenas su cabello que obedece al viento,
o acaso sus manos perfilando soles sobre un lirio temprano.

¡Siéntela, siéntela! ¡Bella Aurora!

¿No escuchas la brisa entre los álamos?
Si cierras los ojos, sentirás que te rapta,
que te rapta…
¡Vamos ciérralos! no puedes engañarla,
la llevas en tus manos, plena como un lucero,
inasible a tu piel se amalgama.

¡Mira! mira esa luz que no fenece
y que ilumina bermeja tus mejillas,
ese rescoldo de frescor que ofrece su desnudez bizarra,
y su sonrisa quieta,
y su piel de nácar.

Toda ella tejida de flores arrullando a las aves
y la tibieza callada en sus labios,
su brillo divino constante,
sus colores son un vocerío de promiscuos manantiales,
contémplala, sí, contempla la belleza amanecida
su ambrosía que despierta viva vida.


*

Todo amanecer es un inicio y ponerlo al alcnace de los ojos
es gratificante., como el aroma de las flores y el brillo de
mil soles.

Grata lectura, amiga

Un abrazo

Guillermo

Qué bien amanece en tus versos, es toda la belleza en movimiento. Precioso
Abrazos
Pilar

Gracias Guillermo, es un elogio a la pintura perfeccionista y romántica de Bouguereau que me apasiona, y a la belleza de la diosa de la Aurora, Eos, y el culpable (de haberlo) El Canto XXIV de la Ilíada de Homero.

Un abrazo

Gracias por tu amable lectura y comentario, Pilar, un abrazo.

Bellos versos. He disfrutado con la lectura. Un abrazo.

Que bella alegoria nos regalas! Quedo maravillada con tus finas imagenes.

Inspirador poema!

Un abrazo,
ERA

Isabel Moncayo escribió:
(William Bouguereau) Eos-Aurora


Amanece danzarina con sus dedos rosados
para reposar jazmines en los lechos.
Y sus piececillos de baladre correteando entre la hierba alta,
muy alta,
tan alta que casi no puedes verla,
apenas su cabello que obedece al viento,
o acaso sus manos perfilando soles sobre un lirio temprano.

¡Siéntela, siéntela! ¡Bella Aurora!

¿No escuchas la brisa entre los álamos?
Si cierras los ojos, sentirás que te rapta,
que te rapta…
¡Vamos ciérralos! no puedes engañarla,
la llevas en tus manos, plena como un lucero,
inasible a tu piel se amalgama.

¡Mira! mira esa luz que no fenece
y que ilumina bermeja tus mejillas,
ese rescoldo de frescor que ofrece su desnudez bizarra,
y su sonrisa quieta,
y su piel de nácar.

Toda ella tejida de flores arrullando a las aves
y la tibieza callada en sus labios,
su brillo divino constante,
sus colores son un vocerío de promiscuos manantiales,
contémplala, sí, contempla la belleza amanecida
su ambrosía que despierta viva vida.


*

Un poema muy natural, lleno de música y belleza.
De los poemas que alegran y embellecen momentos
Me gustó muchísimo Isabel

abrazos

lázaro

Isabel, he disfrutado leyendo tu poema.
Un saludo cordial.

Hola Isabel.
Un bello y agradable canto al amanecer, amiga mía. Me encantó leerte. Un abrazo.
Mario.

El cuadro, hermosísimo y el poema le hace justicia. Un placer disfrutar tus letras.
Un abrazo.
Pepa

Una preciosidad de versos, me han gustado, Isabel.
Un cordial saludo.

Gracias a todos y todas los que habéis dejado vuestra impresión en mi humilde poema, Ramón, Era,Lázaro, Álvaro, Mario, Josefa y Patricio, con un gran abrazo agradecido.