Editorial Alaire

[RIGHT][RIGHT]Que nun me xulguen los tos güeyos,[/RIGHT][RIGHT]güei podría morrer de tanta guapura.[/RIGHT][/RIGHT][RIGHT]Allongo la mirada [/RIGHT][RIGHT]llabro la to cara colos mios deos[/RIGHT][RIGHT]siento'l quexíu de la tierra,[/RIGHT][RIGHT]el verdor de los praos,[/RIGHT][RIGHT]y tu, equí, orbayando amor.[/RIGHT]


Siento que me pertenece este orbayo
que hace que los ojos se alarguen
para estremecer mi alma con semillas de dádivas.

Orbaya, sí, mis manos alzo al infinito,
como si pudiera labrar en el aire tu rostro con mis dedos,
o entender la belleza de las flores que cimbrean.

Recreo los oídos con las aves que migran buscando amparo,
y siento que el quejido de la tierra se atenúa
cuando un viento solo apresura la siembra distraída.

Orbaya, quedamente, orbayas.


*

Tu poema nos llega como esa lluvia fina a la que aludes y es un placer leerlo en esta tarde de septiembre muy calurosa y seca. Un abrazo.

Isabel Moncayo escribió: ...
Recreo los oídos con las aves que migran buscando amparo,
y siento que el quejido de la tierra se atenúa
cuando un viento solo apresura la siembra distraída.

Orbaya, quedamente, orbayas.
*

¡Qué bien lo cuentas, Isabel! Hay que oir cómo suena la tierra cuando orbaya o cuando baja la niebla.

Un abrazo,

Víctor

Hola Isabel.
Hermoso poema en el que ese orbaya toma el papel protagonista pra impregnarnos de emoción y ternura. Un buen poema, amiga mía. Abrazos.
Mario.

Por aquí, en Galicia, también sabemos lo que es orbayar. Bellísimo poema. Mi felicitación y un abrazo.

Me encantan tus poemas, tienen esa sutil elegancia del sentimiento puro.
Abrazos
Pilar

MarRevuelta escribió:Tu poema nos llega como esa lluvia fina a la que aludes y es un placer leerlo en esta tarde de septiembre muy calurosa y seca. Un abrazo.

Gracias, Mar, por aquí también andamos estos días abrumados de calor, sólo que día sí y día no, aparece mi querido orbayo, un abrazo para ti también

Víctor Mallada Bayón. escribió:

Isabel Moncayo escribió:
...
Recreo los oídos con las aves que migran buscando amparo,
y siento que el quejido de la tierra se atenúa
cuando un viento solo apresura la siembra distraída.

Orbaya, quedamente, orbayas.
*

¡Qué bien lo cuentas, Isabel! Hay que oir cómo suena la tierra cuando orbaya o cuando baja la niebla.

Un abrazo,

Víctor

Gracias, Víctor, no sé si lo cuento bien, el caso es que no sé contarlo de otra forma. Veo que conoces la tierrina, hoy nos dejó el orbayu, a cambio tengo encima una gran tormenta, tanto, que creo que voy a apagar el pc, jeje, ¡qué mieu!

Un abrazo grande y agradecido por tu paso

Que hermosa voz, que bella voz, mujer-amor, la que se teje en tus versos.
Leerte es todo un regalo.

Una barbaridad.

Mi abrazo desde esta tarde soleada.

Una estupenda sorpresa encontrar este poema aquí, que había leído varias veces con absoluto placer en tu bitácora Tempestades de amar. Te digo lo dejado allí y que corrobo aquí; es un excelente poema que me trae, además, recuerdos de mi paso por tierras asturianas en la ciudad de Oviedo. Con un abrazo.
Salud

Una forma convincente de escribir poemas de amor, un tema muy trillado y a menudo soporífero. Mi felicitación, Isabel, con un saludo.

Precioso poema Isabel, y gracias, aprendi una nueva palabra.
Un abrazo,
ERA

Isabel

el orbayo es la banda sonora de mi vida. Me acuerdo de él sobre todo en verano. Mi infancia son veranos de orbayo en la ventana, como diría el otro.

Quedote muy guapu, fía.

Este poema es una preciosidad, Isabel. Un gusto leerte. Saludos cordiales.

Mario Martínez escribió:Hola Isabel.
Hermoso poema en el que ese orbaya toma el papel protagonista pra impregnarnos de emoción y ternura. Un buen poema, amiga mía. Abrazos.
Mario.

Tu sabes, Mario, que por aquí orbaya mucho, y a mí me encantan los días de orbayu, un abrazo agradecido.