FE SIN CONTORNO
Publicado: Jue, 18 Ago 2011 21:50
FE SIN CONTORNO
Exangüe la ruina del niño, su piel de fanal
cuando viola la negrura en el carro
al copular sus ojos con el tórax de la navaja, al ellos desangrarse
junto al beneficio de la duda.
Viscosa celada en la cresta
de un esófago resuelto en sinsabores,
en labios de cinc que perforan el caos del polvo;
la inmortal convicción, la inquietud de alfileres enclaustrados
justo por encima del ombligo.
De la fe sin contorno nació la penumbra,
del hielo el licor que lame la encia en su disimulo,
así del cuarzo también la joven sonrisa lactada
por la cola del alacrán.
Caminarás por una cuerda con bulimia de color incierto,
necia oscilación sobre destino indeleble
sorbiendo la nuca al abismo
que engulle por fiel tu carroña.
Tu voz, como fósforo sin nervio
escupe sobre la carne un cálido arrullo,
una confesión deteriorada de espuma fugaz en los días,
un aroma obeso en la nariz de la muerte mas honesta.
Y vengo y digo que viertas apolíneos tus pasos
donde no alcanza el ojo,
o sea en el llanto de la luz,
en su zancada intermitente que bien marchita en tus raíces;
soez medida en el tiempo
que tal vez algún domingo
dejará de moler tu ceguera.
El naufragio está inscrito en las cosas…
Exangüe la ruina del niño, su piel de fanal
cuando viola la negrura en el carro
al copular sus ojos con el tórax de la navaja, al ellos desangrarse
junto al beneficio de la duda.
Viscosa celada en la cresta
de un esófago resuelto en sinsabores,
en labios de cinc que perforan el caos del polvo;
la inmortal convicción, la inquietud de alfileres enclaustrados
justo por encima del ombligo.
De la fe sin contorno nació la penumbra,
del hielo el licor que lame la encia en su disimulo,
así del cuarzo también la joven sonrisa lactada
por la cola del alacrán.
Caminarás por una cuerda con bulimia de color incierto,
necia oscilación sobre destino indeleble
sorbiendo la nuca al abismo
que engulle por fiel tu carroña.
Tu voz, como fósforo sin nervio
escupe sobre la carne un cálido arrullo,
una confesión deteriorada de espuma fugaz en los días,
un aroma obeso en la nariz de la muerte mas honesta.
Y vengo y digo que viertas apolíneos tus pasos
donde no alcanza el ojo,
o sea en el llanto de la luz,
en su zancada intermitente que bien marchita en tus raíces;
soez medida en el tiempo
que tal vez algún domingo
dejará de moler tu ceguera.
El naufragio está inscrito en las cosas…