Salud.
Publicado: Sab, 30 Jul 2011 20:52
La noche, la peor de las concejeras, mi mejor cómplice.
En ella la imposible renuncia a dedicar este fruitivo desgaje de estrellas.
Esta hambruna de tenacidad solar.
Esta sanguinolenta procesión de hormigas que deja en mí el latido y todo su veneno.
Vivir así, bajo un sudario impregnado de nosotros.
Cantos, injurias, rebajas y limosnas se cobijan con maternal amor,
con la maternal resignación de quien no puede detener nuestro destino.
Y amar, recordar con esperanza aquella mirada violenta a punto de colapsar.
Ver la transición que va de los postes de luz
a un calcinante sol que espanta cucarachas, espantarnos también.
Despertar a eso de las 2 p.m y no encontrar en cama
algo distinto a las arrugas de la sabana o la botella.
saber que ella no se coloco los calzoncitos al borde de nuestro sueño,
ni pasó media hora en el baño extinguiendo en el retrete todo lo concedido,
no hubo beso en la frente del animal domado.
No un motivo para estar reclamando su favor.
No un motivo para reprocharle las heridas.
En ella la imposible renuncia a dedicar este fruitivo desgaje de estrellas.
Esta hambruna de tenacidad solar.
Esta sanguinolenta procesión de hormigas que deja en mí el latido y todo su veneno.
Vivir así, bajo un sudario impregnado de nosotros.
Cantos, injurias, rebajas y limosnas se cobijan con maternal amor,
con la maternal resignación de quien no puede detener nuestro destino.
Y amar, recordar con esperanza aquella mirada violenta a punto de colapsar.
Ver la transición que va de los postes de luz
a un calcinante sol que espanta cucarachas, espantarnos también.
Despertar a eso de las 2 p.m y no encontrar en cama
algo distinto a las arrugas de la sabana o la botella.
saber que ella no se coloco los calzoncitos al borde de nuestro sueño,
ni pasó media hora en el baño extinguiendo en el retrete todo lo concedido,
no hubo beso en la frente del animal domado.
No un motivo para estar reclamando su favor.
No un motivo para reprocharle las heridas.