CÚPULA CELESTIAL
Publicado: Mié, 13 Jul 2011 12:45
Deseo cada instante de recogimiento para tenerte en mis pensamientos sin que nadie interfiera en ellos.
No anhelo hablar con nadie... solo recordar tus susurros en mi abismo.
Sentir como rompes tus olas dentro de mí y agarrarme con fuerza, con entereza de pescador, sin miedo a que pueda desaparecer en medio del océano... y tu pecho y el mío unidos en un mismo latir.
Sueño con paraísos adornados de estrellas resplandecientes sonriendo porque tú y yo vamos de la mano... caminando hacia la mañana, rodeados de lamparillas juguetonas, acariciando nuestros cuerpos en un sutil aleteo, reclamando nuestras danzas ancestrales, agradecidas por un nuevo amanecer.
Mis ojos son dos luceros enfrentados a tus siete cielos, esperando ser coronada por un octavo... enredada entre parras frondosas, cobijada por el árbol de la alegría y del deleite; es entonces cuando llegan a mi memoria los versos del poeta...
“La bóveda, cual tálamo de Salomón, está
colgada del ornato de las cámaras:
parece que da vueltas, girando entre los brillos
de alabastros, zafiros y bedelios.
Así, cuando es de día.
En los atardeceres su imagen es de cielo,
De noche sus estrellas en fila se alinean...”
Solo soy un pobre mortal en medio de tanta hermosura, ¿podrá tanta belleza caber en mi retina humedecida?
¿Será este baldaquino el trono de Salomón?
El raso inunda las estrellas bordadas que Alejandro heredó de Darío siendo adorado como un Dios.
¿Acaso Nerón no disfrutó de sus bóvedas celestes?
¿No es menos cierto que Cosroes II disfrutó de las gemas de Jerusalén?
Concha marina que acoge la perla sagrada... palabra divina de todo lo que existe en el universo. Dame fuerzas y esperanza, dame sabiduría para entregarme a tu oración.
Dos grandes pilares se encuentran en la entrada del paraíso del señor. Una de rubí, la otra de esmeralda. Basta mirar al infinito para sentirse rodeada de velos hermosos y dos coronas geminadas, engarzadas de pámpanos y palmetas... fue entonces cuando recordé la llamada del señor al profeta... Allah me retiró la visión de los ojos y la puso en mi corazón, entonces yo vi con el corazón, más no vi nada con los ojos...
Todos deberíamos poder entrar en la casa que lleva a los ríos más transparentes, a los paraísos soñados y prometidos.
Agradecimientos al blog identidad andaluza, de donde obtuve la información histórica para desarrollar este tema. (La arquitectura en el Al- Ándalus: El paraíso en la tierra)
No anhelo hablar con nadie... solo recordar tus susurros en mi abismo.
Sentir como rompes tus olas dentro de mí y agarrarme con fuerza, con entereza de pescador, sin miedo a que pueda desaparecer en medio del océano... y tu pecho y el mío unidos en un mismo latir.
Sueño con paraísos adornados de estrellas resplandecientes sonriendo porque tú y yo vamos de la mano... caminando hacia la mañana, rodeados de lamparillas juguetonas, acariciando nuestros cuerpos en un sutil aleteo, reclamando nuestras danzas ancestrales, agradecidas por un nuevo amanecer.
Mis ojos son dos luceros enfrentados a tus siete cielos, esperando ser coronada por un octavo... enredada entre parras frondosas, cobijada por el árbol de la alegría y del deleite; es entonces cuando llegan a mi memoria los versos del poeta...
“La bóveda, cual tálamo de Salomón, está
colgada del ornato de las cámaras:
parece que da vueltas, girando entre los brillos
de alabastros, zafiros y bedelios.
Así, cuando es de día.
En los atardeceres su imagen es de cielo,
De noche sus estrellas en fila se alinean...”
Solo soy un pobre mortal en medio de tanta hermosura, ¿podrá tanta belleza caber en mi retina humedecida?
¿Será este baldaquino el trono de Salomón?
El raso inunda las estrellas bordadas que Alejandro heredó de Darío siendo adorado como un Dios.
¿Acaso Nerón no disfrutó de sus bóvedas celestes?
¿No es menos cierto que Cosroes II disfrutó de las gemas de Jerusalén?
Concha marina que acoge la perla sagrada... palabra divina de todo lo que existe en el universo. Dame fuerzas y esperanza, dame sabiduría para entregarme a tu oración.
Dos grandes pilares se encuentran en la entrada del paraíso del señor. Una de rubí, la otra de esmeralda. Basta mirar al infinito para sentirse rodeada de velos hermosos y dos coronas geminadas, engarzadas de pámpanos y palmetas... fue entonces cuando recordé la llamada del señor al profeta... Allah me retiró la visión de los ojos y la puso en mi corazón, entonces yo vi con el corazón, más no vi nada con los ojos...
Todos deberíamos poder entrar en la casa que lleva a los ríos más transparentes, a los paraísos soñados y prometidos.
Agradecimientos al blog identidad andaluza, de donde obtuve la información histórica para desarrollar este tema. (La arquitectura en el Al- Ándalus: El paraíso en la tierra)