Editorial Alaire

Julio González Alonso escribió:Magnífico, Miguel. Me ha conmovido este poema de ritmo impecable, imágenes ajustadas y metáforas sugerentes. La ternura y la vehemencia de tus versos son de aplaudir.
Salud

J. J. M. Ferreiro escribió:Me ha encantado amigo Miguel, un ritmo perfecto para una intensidad lírica "in crescendo" que atrapa la emoción del lector.

Un poema realmente excepcional en todos los sentidos de este arte... que son muchos.

Un abrazo.

Candela Martí escribió:Miquel, a solas, leyéndote, confieso que me ha encantado.

Candela

Pilar Morte escribió:Me gustó la sinceridad del poema, que he disfrutado mucho. Hay una sensibilidad y honestidad que aprecio en la belleza de estos versos.
Abrazos
Pilar

Arturo Juárez Muñoz escribió:Muy apreciable Miguel:
¿Reflexión tardía? ¿Culpas que se asoman como fantasmas y cobran gran factura? ¿Estación en el tiempo que permite mirar la inexorable perspectiva del pasado?
¡Cuántas y tantas consideraciones exaltas en tu poema!
En ocasiones pienso que la metáfora, como artificio o recurso literario, surge por ansiedad más que por necesidad. Como si nos fugásemos de nosotros mismos para relativizar la incapacidad humana, para poner las cosas en una perspectiva más aceptable.
En fin, me has brindado la hermosa oportunidad de hacer marometas mentales.
Con admiración y respeto:
Arturo Juárez Muñoz

Miguel Alcantud escribió:
Confieso que busqué la boca
donde vivir eterno la palabra,
en el inmenso rumbo,
silenciosas esperas de nácar te vistieron
y te creé dichosa a veces,
atormentadamente real en mi propia vanidad,
en mi miedo.

Confieso que viví los cuerpos
hasta el límite voraz de mi locura.
Que dejé semblantes, nostalgias,
senderos de pasión incontrolada,
amaneceres de ausencia.

Confieso que bebí en arroyos vírgenes,
que amordacé sentimientos,
que pasé como el rayo incandescente
ahogando mentiras escondidas
en canciones tenues;
Que robé ilusiones pintadas de adolescencia.

Confieso que he manchado desamores,
que he gozado de penas confesadas,
que he reído con disfrazados llantos
y he llorado con risas;
Que he pagado con monedas de desprecio
envueltas en melodías sutiles.

No sé por qué esta noche repaso mi silencio
mirándote dormida en la distancia,
sintiéndome desnudo entre tus brazos,
libre, en la extensión mas pura de tu cuerpo,
atrapado en el amor que nunca vino a visitarme.

No sé por qué,
buscándote en los triunfos de mi carne,
esta noche el alma me traiciona.

A solas con mi vida,
confieso que te amo.

Marisa Peral escribió:

Miguel Alcantud escribió:

Confieso que busqué la boca
donde vivir eterno la palabra,
en el inmenso rumbo,
silenciosas esperas de nácar te vistieron
y te creé dichosa a veces,
atormentadamente real en mi propia vanidad,
en mi miedo.

Confieso que viví los cuerpos
hasta el límite voraz de mi locura.
Que dejé semblantes, nostalgias,
senderos de pasión incontrolada,
amaneceres de ausencia.

Confieso que bebí en arroyos vírgenes,
que amordacé sentimientos,
que pasé como el rayo incandescente
ahogando mentiras escondidas
en canciones tenues;
Que robé ilusiones pintadas de adolescencia.

Confieso que he manchado desamores,
que he gozado de penas confesadas,
que he reído con disfrazados llantos
y he llorado con risas;
Que he pagado con monedas de desprecio
envueltas en melodías sutiles.

No sé por qué esta noche repaso mi silencio
mirándote dormida en la distancia,
sintiéndome desnudo entre tus brazos,
libre, en la extensión mas pura de tu cuerpo,
atrapado en el amor que nunca vino a visitarme.

No sé por qué,
buscándote en los triunfos de mi carne,
esta noche el alma me traiciona.

A solas con mi vida,
confieso que te amo.

Es una confesión preciosa Miguel, que no sé si interpreto mal pero a mí me parece una confesión de arrepentimiento por lo hecho y por lo no hecho en la que, finalmente, puede el amor.
Ha sido un placer pasar por estos magníficos versos.
Un abrazo.