franquicias del error
Publicado: Dom, 12 Jun 2011 4:56
La hipocresía de los años, colada entre las sábanas,
dada con moñito en las festividades me está jodiendo.
Hacer la misma guerra en soledad y en compañía,
pasar entre una tregua fría de las aspiraciones maritales
a las in-condolentes enmiendas funerarias.
Mientras, sabemos mantener la misma sonrisa,
la mueca ansiosa de la cocaína, la cara de alegría loca
con que los sicópatas dan inicio a cada serie.
Cuento, con desdicha los cabellos caídos,
las arrugas que no vi llegar y que insistentemente
me van plagando con el desastroso efecto de la ironía ,
la ojera onda, el argot cansado,
la gana ociosa de alquitrán con que apaciguo la ceniza
de aquellos fénix consumidos, no renacerán.
Poco, al fondo, derecha o izquierda,
ningún lugar para encontrar confort entre pensamientos;
todos se hacen la incómoda sala de espera,
el neceser innecesario en que almaceno causas perdidas,
las facturas de lo planeado, franquicias del error
y estampitas de espíritus no muy santos.
Se estremecen los recuerdos,
naufragan entre el bouquet de un buque
sospechosamente imaginario,
en mitad de una laguna alicorada todo ríe, nada importa.
dada con moñito en las festividades me está jodiendo.
Hacer la misma guerra en soledad y en compañía,
pasar entre una tregua fría de las aspiraciones maritales
a las in-condolentes enmiendas funerarias.
Mientras, sabemos mantener la misma sonrisa,
la mueca ansiosa de la cocaína, la cara de alegría loca
con que los sicópatas dan inicio a cada serie.
Cuento, con desdicha los cabellos caídos,
las arrugas que no vi llegar y que insistentemente
me van plagando con el desastroso efecto de la ironía ,
la ojera onda, el argot cansado,
la gana ociosa de alquitrán con que apaciguo la ceniza
de aquellos fénix consumidos, no renacerán.
Poco, al fondo, derecha o izquierda,
ningún lugar para encontrar confort entre pensamientos;
todos se hacen la incómoda sala de espera,
el neceser innecesario en que almaceno causas perdidas,
las facturas de lo planeado, franquicias del error
y estampitas de espíritus no muy santos.
Se estremecen los recuerdos,
naufragan entre el bouquet de un buque
sospechosamente imaginario,
en mitad de una laguna alicorada todo ríe, nada importa.