TOÑÍN
Publicado: Vie, 27 May 2011 13:35
Dedicado a la memoria de mi hermano José Antonio 5-4-75 25-5-2011
Descansa en paz tato
-¿Habéis visto alguna vez un perro reventado, con las entrañas abiertas
en mitad de una carretera?
Yo sí, cada noche en mis sueños cuando recuerdo la vida perdida y sin
sentido de mi amigo Toñín.
Era como aquel animal desgarbado sin carne, tendido en mitad de la
nada, agonizando con el vientre partido mientras el poco aliento que
escapaba entre su lengua doblada acompasaba su respiración y sus
latidos sin emitir un triste sonido.
Se fue tal y como había sido su existencia… apresuradamente.
Siempre fue un perro fiel. Los palos que le dio la vida no eran nada
comparados con el odio que sentía María por él.
Tantos años a su lado y no podía evitar querer partirle la cara a cada
momento.
Como si al abofetearle fuera a conseguir que los demonios salieran de su
alma.
Ella se bebe la vida más despacio, atrás quedaron las noches varadas de
ron y de cuatreros tenebrosos, ya solo busca el merecido descanso en
una casita de casi cincuenta metros cuadrados con vistas al parque.
Las mujeres siempre fueron así, demasiado valientes cuando el tiempo lo
requiere, pero luego burguesas a la primera ocasión.
María consiguió que todo un pueblo la odiara aunque ella solo quería
proteger a los suyos.
Por eso, porque ella le entiende mejor que nadie sabe que un día
consumido es un demonio enquistado en el corazón.
Serviros otra copa mientras os lo cuento abrazadito al fuego…
Descansa en paz tato
-¿Habéis visto alguna vez un perro reventado, con las entrañas abiertas
en mitad de una carretera?
Yo sí, cada noche en mis sueños cuando recuerdo la vida perdida y sin
sentido de mi amigo Toñín.
Era como aquel animal desgarbado sin carne, tendido en mitad de la
nada, agonizando con el vientre partido mientras el poco aliento que
escapaba entre su lengua doblada acompasaba su respiración y sus
latidos sin emitir un triste sonido.
Se fue tal y como había sido su existencia… apresuradamente.
Siempre fue un perro fiel. Los palos que le dio la vida no eran nada
comparados con el odio que sentía María por él.
Tantos años a su lado y no podía evitar querer partirle la cara a cada
momento.
Como si al abofetearle fuera a conseguir que los demonios salieran de su
alma.
Ella se bebe la vida más despacio, atrás quedaron las noches varadas de
ron y de cuatreros tenebrosos, ya solo busca el merecido descanso en
una casita de casi cincuenta metros cuadrados con vistas al parque.
Las mujeres siempre fueron así, demasiado valientes cuando el tiempo lo
requiere, pero luego burguesas a la primera ocasión.
María consiguió que todo un pueblo la odiara aunque ella solo quería
proteger a los suyos.
Por eso, porque ella le entiende mejor que nadie sabe que un día
consumido es un demonio enquistado en el corazón.
Serviros otra copa mientras os lo cuento abrazadito al fuego…