¡...que hable ahora o calle para siempre!
Publicado: Jue, 26 May 2011 18:01
En ocasiones, una poca de ironía, de sátira, de mala leche, o de cualquier otra cosa que sea capaz de hacer esbozar una sonrisa a quien lo lee, viene bien.
Imaginad, antes de leer los sonetos (que componen un poema los dos juntos) la celebración de una boda y que justo en el momento en que el sacerdote dice aquello de: "¡Si alguien sabe de algún impedimento por lo que este matrimonio no puede celebrarse...
...que hable ahora o calle para siempre!
Del fondo de la iglesia se levanta un hombre que dirigiendose a la novia dice:
Él
Perdóname, lo sé, no es el momento.
Ni tampoco el lugar, ni la manera
de abrir mi corazón, como si fuera
la rosa sin olor del sufrimiento.
Entiéndelo; verás, este lamento
que no puedo calmar, es la quimera
que nutre mi obsesión desde que viera
tu imagen precursora del tormento.
Mil veces lo intenté, mil ocasiones
frustradas por miedosas prevenciones
sellaron en mis labios un te quiero.
Hoy ya no puedo más, no me acomoda
callarme este dolor, y aunque es tu boda,
si te casas con él aquí me muero.
Y la novia, enfadada pero muy digna, responde de esta forma a su antiguo amor:
Ella
¡Maldita sea tu suerte! Siempre tuve
la ilusoria esperanza de que un día
tu boca se acercara y en la mía
volcase su deseo. Yo mantuve
en secreto mi afán y lo entretuve
con éste que al altar gentil me guía,
a la espera de auparme en la osadía
de rebelártelo, de que esa nube
que yo creí nublada indiferencia
despejase por fin y esta querencia
hallase entre tus brazos atenciones.
Y hoy llegas hasta mí, casi casada,
brindándome un amor que ya no es nada
porque murió cobarde de intenciones.
No busques objeciones,
ni intentes con chantaje redimirte,
voy a casarme igual, ¡puedes morirte!
Mario.
Imaginad, antes de leer los sonetos (que componen un poema los dos juntos) la celebración de una boda y que justo en el momento en que el sacerdote dice aquello de: "¡Si alguien sabe de algún impedimento por lo que este matrimonio no puede celebrarse...
...que hable ahora o calle para siempre!
Del fondo de la iglesia se levanta un hombre que dirigiendose a la novia dice:
Él
Perdóname, lo sé, no es el momento.
Ni tampoco el lugar, ni la manera
de abrir mi corazón, como si fuera
la rosa sin olor del sufrimiento.
Entiéndelo; verás, este lamento
que no puedo calmar, es la quimera
que nutre mi obsesión desde que viera
tu imagen precursora del tormento.
Mil veces lo intenté, mil ocasiones
frustradas por miedosas prevenciones
sellaron en mis labios un te quiero.
Hoy ya no puedo más, no me acomoda
callarme este dolor, y aunque es tu boda,
si te casas con él aquí me muero.
Y la novia, enfadada pero muy digna, responde de esta forma a su antiguo amor:
Ella
¡Maldita sea tu suerte! Siempre tuve
la ilusoria esperanza de que un día
tu boca se acercara y en la mía
volcase su deseo. Yo mantuve
en secreto mi afán y lo entretuve
con éste que al altar gentil me guía,
a la espera de auparme en la osadía
de rebelártelo, de que esa nube
que yo creí nublada indiferencia
despejase por fin y esta querencia
hallase entre tus brazos atenciones.
Y hoy llegas hasta mí, casi casada,
brindándome un amor que ya no es nada
porque murió cobarde de intenciones.
No busques objeciones,
ni intentes con chantaje redimirte,
voy a casarme igual, ¡puedes morirte!
Mario.