Editorial Alaire

Tengo una muñeca soñando en un alféizar,
ausente como nubes en invierno
que mira los portales solitarios
donde un naufragio
cruza la mirada.

Una niña consigue
habitar en la danza de las cosas,
mientras el ruido abierto de las calles
entrelaza palabras y metáforas
en todos los idiomas conocidos.

Me duermo en la espesura de un sortilegio ebrio,
mientras un disco anónimo
se escucha en un gramófono.

Espero al hombre errático de niebla
que seduce a la luna con su sombra.

Un aullido lejano protege la canción de medianoche.

Un tren
con estatuas de sal en sus vagones
me conduce a un destino misterioso,
donde no existe el tiempo ni el espacio.

Una silueta cómplice
se dobla entre mi piel y la oquedad.

Me despierto despacio de la visión onírica
que pervive en el vientre de la tierra.


Ana Muela Sopeña

Soñar es gratis. ¿Por qué no hacerlo?
Me ha gustado pasar por tus letras, son muy hermosas
Abrazos
Pilar

Hay un no se que de triste en esa muñeca soñando en un alfeizar. Me ha gustado estar presente.
Un abrazo.
Pepa

evocador poema escrito con maestría por quien posee la agudeza de poder "habitar en la danza de las cosas", nada menos.


te felicito querida Ana, otro gran poema con tu firma

¿Qué seríamos si no pudiéramos soñar? Soñar es muy lindo, como demuestras en tu bello poema. Felicitaciones.

Ana Muela Sopeña escribió:Tengo una muñeca soñando en un alféizar,
ausente como nubes en invierno
que mira los portales solitarios
donde un naufragio
cruza la mirada.

Una niña consigue
habitar en la danza de las cosas,
mientras el ruido abierto de las calles
entrelaza palabras y metáforas
en todos los idiomas conocidos.

Me duermo en la espesura de un sortilegio ebrio,
mientras un disco anónimo
se escucha en un gramófono.

Espero al hombre errático de niebla
que seduce a la luna con su sombra.

Un aullido lejano protege la canción de medianoche.

Un tren
con estatuas de sal en sus vagones
me conduce a un destino misterioso,
donde no existe el tiempo ni el espacio.

Una silueta cómplice
se dobla entre mi piel y la oquedad.

Me despierto despacio de la visión onírica
que pervive en el vientre de la tierra.


Ana Muela Sopeña

Es abarcador, hasta aquí llega.

Muy requetebueno

abrazos Ana

lázaro.

Un poema onírico hermoso y bien resuelto. Un gusto leerte, Ana. Felicidades.

Hola, Ana: ya te dije lo mucho que me había gustado este poema. Al leerlo, aunque no tenga mucho que ver, los versos me evocaron a Audrey Hepburn sentada en el alféizar de su ventana, con la guitarra, cantando Moonriver, en "Desayuno con diamantes".
En fin, un placer de poema.


Abrazos.