ascender el latido que,
pausado
remonta el galope de los linces si tu piel,
sobre mi piel,
huele a mojado.
Que mi vientre siente sed de los abriles,
de los labios
que besan despojados de aretes-compromiso,
aspirar el aroma de septiembre en pos de la vendimia
y vestir de suave mosto,
la sombra de los cuerpos,
tendidos,
a ras de las quimeras
añil sin horizonte ni faro obligándome a destino,
placer de sentir así,
a la deriva.

/Sentir a la deriva... no está mal la idea, dejarse llevar hasta donde el sentimiento nos deposite. Hoy es Jueves Santo, en Alicante al menos. 2011/